martes, 30 de diciembre de 2008

ANTES Y AHORA

En este romance quiero
del mejor modo explicar
los cambios en estos pueblos
del treinta y seis para acá.

Antes los padres no podían
llevar sus hijos a estudiar
y por desgracia tenían
que enseñarles bien a arar.













Ahora por suerte ya pueden
ver sus hijos licenciados
acaso con la carrera
que para sí desearon.



















Antes los mozos de aquí
esposa muy bien buscaban
uniendo tanto sus vidas
como sus tierras lograban

Ahora en cambio nadie quiere
con un labrador casar
y con cualquier pretendiente
a la capital se van

Antes durante el invierno
los vecinos se juntaban
para jugar a la brisca
una noche en cada casa














Ahora en cambio con la tele
las familias no se hablan
y no se encuentra ocasión
para fomentar la charla















Antes las bodas se hacían
muy felices en el pueblo
las familias se alegraban
sin el regalo por medio.

Ahora las bodas se tornan
en lucrativo comercio
te invito para que regales
lo que me cuesta el cubierto.

Antes en las comuniones
el niño era el primero
quizá lo más especial
el traje de marinero.


















Ahora en cambio el niño pasa
como adorno en el banquete
sólo importa aparentar
gran nivel ante la gente.












Antes con mucha frecuencia
“ a senara” se tocaba
y todo el mundo acudía
a lo que se precisara.

Ahora sólo el dinero
logrado de subvenciones
logra poner el remedio
en todas las ocasiones.

De aquellos tiempos antiguos
no debemos olvidarnos
pues el bienestar nos hizo
mucho menos solidarios.

domingo, 28 de diciembre de 2008

DE FUENTES, CHARCAS Y RANAS

Cuando las labores agrícolas no estaban tan mecanizadas como actualmente, las horas de permanencia en el campo se alargaban mucho más para hacer las mismas labores. Esta circunstancia especialmente en tiempo de calor, demandaba el aprovechamiento integral de cualquier manantial que aflorara a la superficie por pequeño que fuera.
Nuestros antepasados rivalizaron siempre por tener las mejores fuentes, cuidándolas con esmero para que en cualquier paraje o pago no faltara el agua tan necesaria tanto para él, como para sus rebaños y labranzas.
Las que más abundaban en esta zona eran las que el agua del manantial se recogía en un pequeño hoyo sombreado por alguna junquera o arbusto, para que el agua de consumo humano estuviera lo más fresca posible.

Buscando algún desnivel del terreno, se hacía correr por un pequeño regato para que fluyera el agua a unas charcas a nivel del suelo, para que el ganado bebiera en ellas. Procurando, con buena voluntad y cooperación mutua, que el agua se ensuciara lo menos posible se hacían dos o tres charcas una a continuación de la otra, de manera que si las primeras labranzas bebían en la última no manchaban las dos superiores donde abrevaban las siguientes.


Si a la hora del mediodía, que era cuando más se usaban quedaban sucias todas, la acción de la pequeña corriente decantaba en poco tiempo el agua quedándola limpia para el día siguiente.
En otros casos en que el manantial fluía por entre alguna peña el agua era más fresca, especialmente si estaban orientadas al norte.
Recuerdo una que por esta causa se llamaba de la Peña que nos hacía un buen servicio cuando en las faenas de la siega llevaba la comida a mis padres. Mientras mi padre levantaba el tablero de la segadora que nos servía de sombra para comer, yo iba a llenar de agua fresca el botijo.
Crecían exuberantes cerca de la fuente gran cantidad de zarzas de mora que estaban ofreciendo sus frutos en hermosos y negros racimos, en poco tiempo llenaba el sombrero, no sin antes llevar algún pinchazo de sus afiladas púas. Con este estupendo y reciente postre finalizaba la comida, siguiendo una corta y reparadora siesta, continuando luego la siega.


Otra de las fuentes que recuerdo se llamaba “de la gotera” que por el lugar que estaba emplazada, parecía un hermoso capricho de la naturaleza. En medio de un terreno formado por escarpadas cárcavas, casi exentas de vegetación e inservibles para el laboreo, surgía esbelto y lozano un soberbio albarón cuyas ramas daban sombra al depósito de la fuente.
Por efecto de la erosión, su manantial había formado en el terreno medio pedregoso una bien formada bóveda, de la que caía el agua gota a gota, cuyo rítmico tintineo resonaba en el hueco como el tictac de un reloj.
Esta claro que el nombre de la gotera no puede ser más apropiado, pero la premisa de quien fue primero si el albaron o la fuente, quizá haya que dársela a esta, pues el agua, que es la vida para todo ser viviente, sería la que contribuyera al nacimiento y buen desarrollo del arbusto complementario de la fuente en un sitio tan árido.

Cuando el manantial tenía la fuerza suficiente de fluir a nivel del suelo o poco más, se hacían con ladrillo y cemento unos depósitos embovedados completamente cerrados, donde se recogía el agua del manantial y se le daba salida permanente por un pequeño tubo generalmente de hierro que se llamaba caño. Con esta ayuda se llenaban toda clase de cacharros con mayor comodidad he higiene que en los pozos.
Para aprovechar bien el agua que, permanentemente salía de la fuente, se hacían unos depósitos con asientos a nivel del agua que se llamaban “charcas” y servían para lavar la ropa.


A ella acudían las mujeres con la “taja y maza” adelante, haciendo contrapeso con el cesto de ropa que llevaban a la espalda. Esta faena, en especial los lunes constituía una excelente ocasión de comentar los sucesos locales, sin perjuicio de cortar algún que otro “traje”.
Como entonces no existían los detergentes modernos, se recurría al procedimiento de tender la ropa sobre la pradera que allí había y con riegos sucesivos se conseguía que la luz y el calor del sol quitaran las manchas más rebeldes a la acción del jabón. En Moratinos había diferentes criterios sobre esto y medio pueblo iba a lavar a la fuente y el otro medio al río Templarios, distante algo más de medio kilómetro del pueblo. En este caso se empleaba todo el día, llevando comida y trayendo la ropa seca para casa.
El agua que fluía de la fuente después de pasar por la primera “charca”, corría por un arroyo con bastante vegetación de juncos y zonjas en la que dejaba sus impurezas.
Aprovechando una alcantarilla de la carretera, con un tubo subterráneo abastecía a una segunda “charca” mayor y más cercana al pueblo que servía para abrevar el ganado.
Estas aguas quietas y poco profundas eran colonizadas por muchas plantas acuáticas que contribuían al desarrollo de muchos organismos vivos, esenciales para el desarrollo de diversas clases de ranas y algún pequeño pez.


Todavía recuerdo con placer los buenos ratos que pasé contemplando la pericia que tenía para pescar ranas un empleado de telégrafos de Sahagún, cuando pasaba haciendo la revisión de la línea que seguía paralela a la carretera de Sahagún- Saldaña.
Como buen conocedor de todas las lagunas que había en dicho trayecto, nunca olvidaba su caña y una pequeña cesta donde llevar las capturas. El instrumental era muy sencillo: una caña no muy larga desmontable a cuyo extremo se ataba un hilo que terminaba en una bola alargada hecha con trapo rojo que simulaba un bocado de carne.
Situado en el lado menos visible de la “charca”, comenzaba, con unos movimientos de garganta y labios, a emitir unos sonidos casi parecidos al croar de las ranas. Con esta preparación todas las ranas se ponían nerviosas, saliendo de sus escondrijos saltando de un lado a otro expectantes. En este momento la caña, con un movimiento pendular, ponía el señuelo al alcance de las excitadas ranas, que engañadas por los pequeños tirones que el pescador imprimía a la caña, simulaba una presa viva. Todas se lanzaban en furiosa competencia por alcanzarle y siempre era la mayor y más ágil quien lo lograba.
Con el fiero instinto por alimentarse pagaban caro su glotonería, mordiendo el trapo con tal fuerza que no lo soltaban ni cuando eran levantadas y con un movimiento bien calculado iban a parar a la mano del pescador.


En esta zona, por su orografía llana había gran cantidad de lagunas que eran delicia de muchos y buenos aficionados, siendo algunos tal su pericia, que en unos reportajes que dio la TV, lograba coger con la boca las ranas que colgaban de su señuelo, sin ayudarse de las manos.
No muy lejos de aquí hay un pueblo que se llama el Burgo Ranero quizá debido a la gran cantidad de raneros que tuvo este pueblo.
Y tratándose de nombres debo deciros, que el conjunto de la fuente y las dos charcas que os he descrito anteriormente llevo siempre por nombre El Ontanón nombre que se ha perpetuado en una calle de Moratinos.
Esta fuente, así como la de San Nicolás y otros pueblos, estaban totalmente cerradas y conservaban las aguas más puras que las que, por no tener el manantial la fuerza suficiente, tenían que dejar abierto un espacio para sacar el agua con cualquier vasija, con lo que perdía mucho de higiene.
Para evitar este inconveniente en Villalumbroso, pueblo por el que pasa la carretera de Palencia alguna vez bebí agua en su fuente que tenía un mecanismo un tanto ingenioso.
En la pared que cerraba la fuente, tenía una manivela exterior que accionándola movía una pequeña noria interior que elevaban el agua saliendo al exterior más limpia por medio de un caño.

sábado, 27 de diciembre de 2008

D.Paco:un gran maestro en San Nicolás

Por el año 1934 mandaron a esta escuela de San Nicolás a D. Paco, maestro que procedía de la parte de Salamanca. Sus ideas avanzadas y republicanas le complicaron la vida. Se oyó después de la guerra que le habían suprimido como maestro nacional, lo que causó honda impresión en el pueblo por la gran labor docente que realizó y la convivencia que tuvo con los mayores, mozos y chicos de todo el pueblo.
Con gran emoción recuerdo el día que jugando en el portalón de la tía Agustina, vimos entrar atónitos a D. Paco. Al vernos tan azorados porque no habíamos ido nunca a la escuela, con mucho oficio nos tranquilizó y cuando nos dimos cuenta estábamos en la escuela aprendiendo las primeras letras.

Cuando entramos, los mayores estaban leyendo por partes el Quijote y como los primeros días no teníamos mucha tarea me encantaba escuchar su lectura. Aún cuando he leído mucho el Quijote después de aquel primer contacto, recuerdo la aventura de los molinos de viento y la de Clavileño. Creo que el vicio de leer, que siempre tuve empezó entonces.
Para que la clase fuera más amena, nos quitaba el aburrimiento enseñándonos canciones y poesías, que luego nos hacía recitar a cada uno, con lo que sin querer aprendíamos literatura.
Cierto día nos sorprendió, cerrando todas las ventanas de la escuela quedando todo a oscuras, prendió una vela que representaba la luz del sol y la puso en el centro de una mesa, luego girando la esfera terrestre, que entonces había en la mayoría de las escuelas, alrededor de la vela nos mostraba la posición del sol, respecto a la tierra, en las cuatro estaciones del año.

También nos mostraba como el día 21 de Marzo, que es el equinoccio de la primavera, los habitantes de toda la línea ecuatorial no proyectan sombra alguna, porque la luz del sol cae perpendicularmente sobre sus cabezas y la noche y el día son iguales durante todo el año.
Don Paco fue para mí el primero y mejor maestro que tuve, con él aprendí las primeras letras y lo que fue más importante el gusto por entender el porqué de las cosas.
Recuerdo que los jueves por la tarde, si el tiempo era bueno, íbamos al campo y nos explicaba sobre el terreno las distintas clases de plantas, flores, mariposas, cucarachas, orugas con las que hacíamos colecciones.

Con una cinta métrica nos hacía medir alguna finca de pequeño tamaño y diferente figura y después sacar la cabida de cada una.
Si coincidía que era de nuestro padre, debíamos por la noche decirle la extensión y demás datos de la finca en cuestión, lo que nos estimulaba sobremanera y queríamos que llegara pronto el jueves próximo.
Como alternaba igual que un mozo más con todos los del pueblo, pronto se dio cuenta que a ellos también podría darles escuela nocturna.
En las largas noches de invierno, cuando las faenas de agricultura y ganadería terminan pronto, lo llevó a la práctica, no sé si con paga o sin ella, pero contando con el apoyo incondicional de todos los mozos y la ayuda del ayuntamiento.

Al no haber luz eléctrica, se compraron dos quinqués de petróleo con unas pantallas reflectantes que proyectaban la luz hacia abajo, con lo que se lograba una iluminación bastante mejor que la que se usaba en muchas casas.
Con una gran ilusión de aprender acudían por la noche todos los jóvenes del pueblo de muy diversos niveles de cultura. Algunos eran pastores desde pequeños y no habían tenido la ocasión de aprender lo más elemental, en cambio otros tenían una cultura media bastante aceptable.
A pesar de esto a todos enseñaba con mucho tacto, para que nadie se sintiera acomplejado y era tal el secreto que impuso para que no se supieran en el pueblo los diferentes niveles de cultura de cada alumno, que hasta varios años después de su marcha no se supo más que algún pequeño detalle.
Para fomentar la convivencia entre los mozos organizaba excursiones a lugares poco conocidos y no muy alejados para poder hacerlo los domingos, que era el único día que no se trabajaba. Recuerdo una que hicieron a las obras de desecación de la laguna de la Nava.


En aquellos tiempos los canales que hicieron parecían faraónicas. Por un profundo canal se lograron sacar las aguas que durante siglos inundaban una cantidad muy considerable de hectáreas.
Franco aprovechó estos terrenos para asentar a varios pueblos que se inundaron por la construcción de los pantanos.
Como nunca llueve a gusto de todos, esta operación muy práctica y rentable, a los ecologistas les pareció un desastre para las bandadas de patos que en sus pantanosas aguas invernaban. En la actualidad existe una pequeña laguna para contentar a todos.
D. Paco, además de explicarnos minuciosamente el más minimo detalle de la excursión, nos trajo como recuerdo varios caracoles, crustaceos y plantas raras que se criaban en la laguna.
Aunque os parezca pesado con tanta descripción, no me resisto a contaros otra de las muchas demostraciones que nos hacía, esta vez sobre el principio de Arquímedes.

Primeramente sujetaba con unas cuerdas en la esquina de una mesa una balanza corriente de dos platillos. En la parte de abajo de la palanca ataba una cuerda y al extremo de esta una pesa de kilo que quedaba colgando. Equilibrada la balanza poniendo en el otro platillo una pesa de kilo y unas pequeñas monedas para compensar el poco peso de la cuerda con lo que lograba un equilibrio perfecto.
Llenaba a rebosar de agua una medida de litro y debajo de esta un plato, sumergía en el agua el kilo que estaba colgando y el agua derramada la recogía en el plato.
Con esta operación la balanza se inclinaba del lado en que el kilo estaba en seco, pero cuando la poca agua recogida se vertía en el plato del que pendía la cuerda se volvía a equilibrar completamente.
Con esta demostración tan sencilla todos entendíamos la teoría de Arquímedes que entonces decía “todo cuerpo sumergido en un líquido pierde de su peso una cantidad equivalente al volumen de agua que desaloja”

RELATO DEL TÍO DIMAS

Había una vez un hombre de mediana edad y gran cultura adquirida con el paso de los años, que se dedicaba en Sahagún a tejer las muchas mimbres y balsas que crecían en las viñas y en las orillas de los arroyos. Familiarmente todos le llamaban el tío Dimas.
Cuando no tenía encargos en Sahagún, cogía el tren de San Fernando un rato a pie y otro andando y venía a trabajar a los pueblos.
Como se sentía un artista trabajando con la mimbre, no le gustaba hacer cestos y terreros tan necesarios para vendimiar.

Donde ponía todo su arte e inspiración era cuando le mandaban hacer una cuna de mimbre donde mecer a un recién nacido con su toldo donde colgar los primeros juguetes de entretenimiento.
También le hacía una “pollera” con un amplio y pesado rodete para que no se cayese ese niño cuando empezara a andar y un sillón pequeño para que jugara a ser mayor.

Igualmente tejía una extensa gama de sillones desde el más sencillo de respaldo bajo, hasta el más encopetado de respaldo alto adornado con figuras y si el cliente lo pedía le encantaba poner las iniciales del nombre de este, trabajadas en mimbre como adorno especial.
Para que los viejos pudieran dormir la siesta preceptiva con comodidad al calor de la hornilla, también hacía unos amplios divanes para tres plazas, y otros muchos complementos útiles para la casa.

Pero sucedió que este buen silletero, con gran felicidad, soñó una noche que tenía una viña propia para comer uvas y cosechar vino para el gasto. Este sueño era contagioso en aquellos tiempos de euforia plantadora de viñas para muchos obreros que no tenían más que el jornal y querían tener algo propio. Aunque les faltara mucho de lo imprescindible, su sueño dorado era precisamente tener una viña, que en la mayoría de los casos, les costaba trabajar duro los domingos, único día que tenían de descanso.
Cierto día viniendo a trabajar a San Nicolás, nuestro héroe descubrió al lado derecho de la carretera un cárcabo bastante llano y de buena calidad de tierra denotada por sus frondosas tomillas y exclamo: ¡Eureka!, esta es la ocasión de hacer realidad mis sueños.
Sin más trámites comenzó decidido a cavar las tomillas. Hizo las hoyas y plantó con esmero las cepas, que en tres años, comenzaron a darle las uvas tan deseadas.
Pasaron unos años disfrutando de su preciado tesoro, pero el paso del tiempo mermó su fuerza física para cavar las rebeldes tomillas, que reclamando su propiedad, invadieron a las pobres cepas que perdieron su producción y lozanía.
Los pastores siempre tan intransigentes en ceder sus derechos, comenzaron a pastar la viña dándola por perdida, contra la voluntad y despecho del tío Dimas.
Malhumorado por este atrevimiento encontró en un viejo baúl un polvoriento libro de leyes que ojeó ávidamente, deteniéndose concentrado en una página que leyó con interés.
Al acabar la lectura sus ojos tomaron un brillo especial y en su arrugado rostro se dibujo una sonrisa amenazadora.
Tomando sus viejas tijeras de podar se dirigió a su abandonada viña, con rabia comenzó a podar las cepas quitándolas toda la leña vieja que tenían.
Los pastores no hicieron caso de esta operación y siguieron pastándola hasta que recibieron la notificación de la denuncia que el tío Dimas había interpuesto contra ellos en el juzgado. Interrogados por el juez, los pastores declararon en su descargo que no respetaban la viña por estar plantada en terreno de pastos, y no estar cultivada como tal.

Severamente el juez los recriminó por no respetar las cepas recientemente podadas por su dueño y este según la ley, con esta sola operación demostraba su propiedad aunque le faltasen todas las demás condicionantes.
Con gran alegría el tío Dimas recibió el importe equivalente a una cosecha normal con lo que el juez los condenó, recomendándoles que en adelante tuvieran en cuenta esta máxima.

La viña que esté podada
será siempre respetada.


Y... colorín colorado....el tío Dimas ha ganado.

lunes, 22 de diciembre de 2008

EL SILENCIO

El silencio de estos pueblos
en que nos toca vivir
es nuestro mayor tesoro
que debemos compartir

El silencio es apreciado
por los que en las capitales
tienen que ganar la vida
en ambientes no agradables

Con el silencio paseamos
por los caminos del campo
llenando nuestros pulmones
del más puro aire sano

Este silencio nos sirve
para gozar contemplando
el verdor en primavera
y el dorado en el verano

En silencio están también
las plantas ornamentales
que con su flor y perfumes
alivian nuestros achaques


Con silencio se nos brinda
el rojo de la amapola
y el amarillo del rábano
que alegrar la vista logran

El silencio del cementerio
nos invita a meditar
delante nuestros mayores
que allí descansan en paz

El silencio compañero
de nuestro óbito será
cuando al fin de nuestra vida
los años no pasen más

Como estos versos también
deben tener un fimal
con el permiso de ustedes
en silencio, me voy ya.

domingo, 14 de diciembre de 2008

BENIDORM, CIUDAD DE LOS RASCACIELOS




El día 3 de Noviembre a las cuatro de la tarde, salimos de Moratinos para coger el tren en Palencia con objeto de disfrutar quince días en Benidorm.
A pesar de ser un tren parecido al que llaman pato, que hace de lanzadera entre León y Madrid, para sólo en las estaciones más importantes como Valladolid, Chamartin y Albacete. Lo cierto es que tardamos unas seis horas en llegar a Alicante.
Desde esta ciudad a Benidorm hicimos los cuarenta kilómetros que lo separan en autocar. Esta combinación no resulta muy cómoda y poco más serían las otras dos opciones que tiene: el aeropuerto de el Altet bastante distante, así como la autopista del Mediterráneo AP-7.
Al día siguiente, después de quitarnos la ropa de invierno que resulta muy molesta para la temperatura que aquí se disfruta, nos fuimos a la playa pasando por las modernas calles claveteadas por continuos hoteles y apartamentos que parecen rascacielos

Podríamos citar su altura media de quince a veinte plantas. Saliéndose de esta regla el hotel Bali

que tiene 45 pisos considerado el más alto de Europa, del que hablaremos más adelante.
Según un libro estadístico que nos dio el Ayuntamiento de Benidorm, este municipio en el año 1961 tenía 6.202 habitantes empadronados pasando a 72.845 en el año 2007.
En los años 60 fue cuando el turismo empezó aquí su expansión frenética. Como el espacio llano que tenían era escaso para edificar entre las dos enormes playas existentes y la cadena de montañas escarpadas que circundan la ciudad por el Norte y el Oeste, repartieron el espacio en parcelas bien trazadas y comunicadas por calles bastante anchas.

En una pequeña parte de cada parcela levantaron el rascacielos y el resto lo aprovecharon para montar los jardines, piscinas y demás zonas de recreo donde disfrutan los muchos turistas que viven en los rascacielos.
Caminando por esta ciudad te cansas de mirar hacia arriba si quieres apreciar el buen gusto y diferentes diseños de que hicieron gala los constructores, pues casi todos los edificios son distintos.
Si en el mes de Noviembre la playa y el paseo marítimo están llenos de gente, en temporada alta esto será como un gigantesco hormiguero humano.
Pudimos comprobar esto cuando ya hace 29 años acompañamos a nuestra hija Avelina que estaba de profesora en Jijona y vivía en San Juan de Alicante. Visitamos varios lugares turísticos del litoral Mediterráneo, pero en ningún lugar vimos tal aglomeración de bañistas pues en estas dos grandes playas que tiene Benidorm. Parecía que no quedaba sitio donde tender una toalla.
La competencia, que se hacen los 126 hoteles en activo por captar clientes, es enorme, pues todos se esfuerzan por tenerlos al día, reformándolos constantemente y dotándoles de los más modernos accesorios.
La ocupación hotelera varía poco durante todo el año. El mínimo se registra en Enero con un 63% y el máximo en Agosto con el 95%. Cuando estuvimos nosotros en Noviembre con la ocupación de los jubilados llega al 77%.

Como el tiempo estaba un poco encapotado, el sol no podía calentar el ambiente, pero el agua estaba bastante caliente y animaba a algún bañista a chapuzarse. Nosotros con los pies descalzos paseamos entre el agua y la arena que ejerce sobre las plantas de los pies un masaje muy placentero.
La playa de Levante, que es la más concurrida, tiene 2.024 metros de largo y la de Poniente 3.100. Entre las dos tienen una superficie de arena de 272.024 metros cuadrados según el libro de estadística.

Este preciado patrimonio ha sido cuidado con esmero pues es la fuente principal de sus ingresos, pero, según me contó un funcionario del ayuntamiento, antes de los años 60 todavía existía la creencia de que era mejor la explotación pesquera que se ejercía en el pueblo pescador antiguo que la explotación de las playas.

Se quejaba también de la poca visión de futuro de los gobernantes del pueblo ya que tuvo que ser un extranjero el que liderara el cambio actual que tantos beneficios está reportando a este municipio.
En esta gran extensión de playa hay sitio para toda clase de actividades. Unos ejercitan sus dotes artísticos construyendo con arena humedecida verdaderas maravillas.

En otro amplio espacio tienen anclados en la arena varios instrumentos mecánicos de gimnasia para ser utilizados por todo el que quiera usarlos.
En otro apartado de la playa de diez y media en adelante una profesora de educación física dirige unas tablas de gimnasia y es acompañada por muchos de los que están en la playa.
En todas las playas que hemos visto no es corriente tener una carpa acondicionada para biblioteca municipal donde cómodamente sentado se puede leer la prensa del día y multitud de revistas y libros de actualidad. Además de este aliciente a la lectura, quedamos gratamente sorprendidos cuando vimos que en la misma carpa tenían tres mesas dedicadas al ajedrez a las que puede acceder toda clase de gente, con un variado nivel de juego.


La gran ventaja que tiene es que se puede jugar con extranjeros porque las reglas son universales. Hoy he jugado tres partidas y sólo gané una. La última con un inglés que era muy simpático y aprendí mucho de él, pues jugaba de maravilla.
Con todo este ambiente lleno de atracciones de nuestro agrado se pasan los días sin dar cuenta.
Por la mañana, después de desayunar, bajamos a la playa que, a las diez, está poco concurrida y el viento está calmado. Es una gozada ver morir a tus pies las débiles olas con su rizo de espuma blanca, que contrasta con el azul limpio del agua de esta playa mediterránea.
Por las tardes, después de comer, la preceptiva siesta y a las cuatro paseamos por los sitios más típicos de Benidorm. Ayer estuvimos donde montan las casetas de las fiestas, que se celebran en estos días con un gentío enorme.

Al oscurecer nos retiramos al hotel donde nos esperan dos matrimonios: uno de San Martín del Obispo, cerca de Saldaña y otro oriundo de estas tierras y que reside en Barcelona. Con los tres matrimonios jugamos a la brisca, con lo que Raquel lo pasa bien y podemos aprender de ellos, pues son muy aficionados y con buen humor, que es lo que más nos gusta.
Hoy después de cenar por acompañarles, asistimos a un desfile de modelos en el mismo hotel, de alta lencería y al día siguiente podías comprar el modelo que te hubiese gustado.
Una señora de Palencia llamada Hermelinda nos ha dejado para que lo fotocopiemos un conjunto de canciones de nuestro tiempo. Al entregarla el original en la sala de juegos, entonamos alguna de ellas y no os podéis imaginar el conjunto de voces que se unieron espontáneamente a nosotros, recordando con la emoción contenida nuestros años de juventud.
Lo que más nos encanta de estas excursiones es conocer muchos días a tanta gente buena, que sin darle mucha importancia, tratan de ayudar a sus semejantes.
Al vernos dudar en la dirección de una calle, una señora retirada de Magisterio se ofreció amablemente a enseñárnosla. En el trayecto nos contó que era de un pueblo de Burgos y que siendo joven vino aquí de maestra y fue tan grande el cariño que tomó a esta ciudad que no ha marchado de ella ni después de jubilada.
En aquellos primeros años sus alumnos eran casi todos hijos de albañiles, fontaneros, peones, camareros y un sin fin de oficios que con su esfuerzo y trabajo lograron construir esta hermosa ciudad. Al despedirse, tratándonos de paisanos, dio un beso a Raquel y a mi un fuerte abrazo, como si nos conociéramos de toda la vida. Desgraciadamente acaso no volvamos a vernos.
Al lado del casco urbano, aprovechando el espacio baldío de un río seco que sirve para desaguar un valle montañoso, han habilitado un amplio solar donde celebran todos los domingos, un concurrido mercadillo.


A él acude numeroso público y venden la más completa gama de artículos como ropa, zapatos, cueros, juguetes, bisutería y mil cosas más a precios bastante asequibles.
Al recorrer los diferentes puestos nos dimos cuenta de la gran cantidad de extranjeros que aquí viven todo el año, pues muchos puestos están regentados y anuncian las mercancías en sus propios idiomas. Muchos de ellos no entienden nuestro idioma y no se molestan en tener un intérprete, dedicándose exclusivamente a su numerosa clientela en su lengua nativa.
En la antigua carretera de Valencia, hoy convertida acaso en la más amplia avenida de Benidorm, se levanta un edificio con aire de teatro moderno donde dan un buen espectáculo cómico musical. Su estilo es parecido al de los demás molinos en otras capitales y aquí le han puesto Molino de Benidorm.

Además de lo vistoso de los diferentes modelos de las vedettes, que dan el ambiente de estos espectáculos, este conjunto tiene tres magníficos cómicos que con sus golpes un poco picantes, te hacen pasar dos horas de risa.
Como es habitual en el estilo de la revista musical, estos ratos cómicos van intercalados con otros donde se lucen con diferentes modelos todos espectaculares. Estos conjuntos agradan mucho a todos los públicos.
Al bajar a la playa observamos que la franja de arena que pisábamos otros días estaba seca y el mar se había retirado más de un metro. Acordándome de lo que dicen sobre que las mareas más fuertes coinciden con la luna llena, miré el calendario y ese día de bajamar coincidió con la luna llena de Noviembre.
Esta gran extensión de playa, que en sitios puede alcanzar más de 30 metros de anchura, donde los bañistas toman el sol a placer ha sido el sostén de la principal riqueza turística que este laborioso pueblo ha sabido explotar desde hace ya muchos años.

Visitando detenidamente el parque de la Aigüera nos damos cuenta de que la inteligencia del hombre es capaz de convertir un abrupto torrente en el pulmón natural de esta ciudad.
En la parte más llana y baja está una céntrica plaza mayor donde se encuetra el ayuntamiento, la biblioteca municipal y varios organismos más.
En el poco trayecto que queda hasta la playa, es donde estaba el pequeño casco antiguo, germen de lo que hoy es Benidorm.
Buscando documentación visitamos Información y Turismo. Nos dieron algún folleto turístico. Seguimos consultando en la biblioteca municipal, donde sus dos grandes salones de lectura estaban a rebosar de silenciosos clientes. Está dotada de los más modernos sistemas informáticos. Tanto libros como discos llevan un registro informático con lo que aligeran mucho tanto el préstamo como la devolución. Para buscar la información en el ayuntamiento tuvimos que recorrer varios pasillos pues tiene todas sus oficinas holgadamente instaladas en dos amplios pabellones.

Entre las dos fachadas del ayuntamiento se sitúa la gran plaza dedicada a SS.MM. los reyes de España. Aquí es donde finalizaron las fiestas patronales con la quema de un formidable castillo de fuegos artificiales y un variado desfile de carrozas de flores.
Tan arraigada esta aquí la afición a la pólvora, que por cualquier sitio ves a mozalbetes tirando petardos, con el consiguiente peligro para los viandantes. Presenciamos un incidente donde los municipales llevaban detenidos a dos casi niños, que habían herido a unos colegas suyos con esta peligrosa afición.
En una tarde espléndida subimos en un ascensor acristalado panorámico al mirador instalado en lo más alto del gran hotel Bali.

Cuarenta y tres pisos se suben en ascensor y dos más por una escalera hasta un gran mirador. Cuando diriges la vista desde esta altura ves todo como desde un avión. Hacia la parte sur se divisa hasta Alicante, para el Este la peña de Benidorm y dicen que en días muy claros se llega a percibir Menorca.
Al Norte y Oeste se ve perfectamente la cadena montañosa que circunda por estos dos lados al grueso de la población.
Esta privilegiada situación geográfica es la causante de que aquí no lleguen los vientos fríos del Norte y los ábregos del centro de la península.
Los vientos más dominantes son del Este, dulcificados siempre por las cálidas aguas del Mediterráneo.
Nos comentaba un señor enamorado de Benidorm esta circunstancia favorable y aseveraba que el clima de aquí es el más benigno de toda la costa mediterránea.
Desde esta gran altura del mirador se distinguen perfectamente las dos playas, la de Levante más concurrida por estar más cerca del grueso de los rascacielos y la de Poniente más larga, en la que están todavía acondicionando el paseo marítimo.
Como las excursiones que tenían programadas para visitar los puntos más cercanos, como la de la Ciudad de las Ciencias en Valencia, Guadalest , Valencia monumental, Terra Natura, Gandia-Albufera, Cullera y Alicante ya las habíamos visto, nos pareció más conveniente no salir de la vida cotidiana tan variada que esta ciudad ofrece.
Hoy asistimos a una excursión para visitar Murcia y la Virgen de la Fuensanta.
Siguiendo la dirección de la costa pasamos por Alicante y su zona montañosa de transición que suavemente se va cambiando en la vega de Murcia
Al pasar por Elche recordamos su famoso palmeral que dicen que es el mayor de Europa conteniendo cuarenta millones de ejemplares, algunos tan espectaculares como los famosos de la Huerta del Cura. También son célebres la representación religiosa de los misterios de la Virgen que sigue manteniendo su devoción en este pueblo.
El río Segura, medio seco es el exponente de esta feraz Vega Baja que tanto necesita del trasvase del Tajo, del que se ven a trozos sus acueductos que salvan los desniveles del terreno. En esta época del año luce el verdor intenso en los naranjales con sus frutos a punto de recolectarse. Las parcelas dedicadas a los granados tienen un color más apagado, pues sus frutos ya han sido recogidos.
Antes de entrar en la ciudad de Murcia han construido el nuevo campo de fútbol de la Condomina con capacidad para treinta mil espectadores.

Visitamos el museo del gran imaginero Salzillo, cuyo padre era de descendencia italiana. Exponen muchos bocetos en barro para idear sus muchas esculturas.
El guía nos dijo que pudo ser escultor de la corte en Madrid pero prefirió seguir aquí. Los últimos años de su vida los dedicó a esculpir figuras de su célebre nacimiento de las que se exponen muchas y muy bonitas.
De los muchos pasos que esculpió, exponen los más representativos por la finura de la expresión de sus rostros, como el Prendimiento, la Flagelación, la Caída y la Última Cena. El local donde los tienen expuestos no desmerece la fama de los pasos pues es un local con artística cúpula y columnas corintias.

La entrada a la catedral tiene una fachada abigarrada de esculturas, con tres puertas de entrada, que según el protocolo antiguo, por la central solo entraba el Rey y el Papa, por la de la izquierda los obispos y canónigos y por la de la derecha el pueblo en general.
Actualmente se entra por cualquiera de ellas.
También tiene una sola torre que dicen es la tercera en altura de España y fue construida sobre una mezquita árabe, en cuatro periodos diferentes, claramente diferenciados por el color de la piedra. En la parte superior está el campanario con buenas y abundantes campanas de las que una de ellas pesa seis mil kilos.

Después de comer en un restaurante típicamente murciano, perdido entre unos naranjales en plena producción, visitamos el santuario de la Virgen de la Fuensanta patrona de Murcia, que está situada en una ladera orientada al Norte. En el verano para mitigar saludablemente el calor reinante concurren mucha gente en sus fiestas y romerías.
Los frondosos pinos que crecen en esta ladera constituyen el pulmón natural de la capital que se divisa desde un gran mirador. El santuario por dentro está decorado con verdadero primor, siempre con imágenes y adornos dorados casi exclusivamente. Este estilo de decoración lo hemos visto en muchas iglesias de esta zona del Sur de España.
Volviendo a la capital y en medio de su plaza mayor, reconforta ver en lo alto el mástil de una gran bandera nacional. En la fachada del ayuntamiento, con letras bien visibles, han puesto un cartel que dice “Agua para todos”
Comentando el detalle del lugar preferente en que está expuesta la bandera nacional, con un andaluz, me dijo, con su guasa característica “ponen la bandera para ver si logran conseguir el agua que piden”
La rivalidad entre Murcia y Cartagena ha sido siempre proverbial. Dicen que Cartagena siempre se llevó el dinero del Estado por ser distrito naval, primero con los reyes Borbones, después con Franco y actualmente con los jefes de la marina.
El último domingo de nuestras vacaciones en Benidorm acudimos a la misa en la iglesia donde se venera con gran devoción, la patrona de Benidorm la virgen del Sufragio. Como muchas tallas antiguas es de poca altura, pero agrandada por los ricos mantos bordados regalados por sus fieles devotos.

La iglesia se sale un poco del canon de todo dorado, pues tiene parte del retablo en oscura madera de nogal, muy bien combinado con las imágenes.

Es tal la afluencia de publico que aquí acude a toda clase de actos, que hasta en la iglesia tienen sillas de tijera, para que se acomode la gente donde buenamente pueda llenando la iglesia a rebosar. Desgraciadamente como en muchos sitios la edad de los asistentes rebasan los sesenta años.
Acudimos a esta misa acompañados de dos matrimonios andaluces muy simpáticos.
Hablando de todo un poco resultó que uno de ellos era aficionado al ajedrez, lamentándonos de no habernos conocido antes.
Como compensación jugamos la última tarde en el hotel y como teníamos casi el mismo nivel de juego quedamos en tablas, pues tan pronto cometíamos nuestro despiste garrafal, iniciábamos una nueva partida.

Junto a esta iglesia, que sería la del pequeño pueblo origen de Benidorm, se levanta un gran mirador, sobre el cabo rocoso elevado que divide las dos playas, obteniéndose una gran perspectiva.
Como adorno han puesto los cañones antiguos de bronce, muy bien conservados, que servirían para defender de los ataques piratas este cabo rocoso tan estratégico. Como recuerdo de la vida marinera antigua, también tienen expuesta un ancla muy grande.
No terminamos esta crónica sin recordar a Sagrario y Guillermo paisanos de San Martín del Obispo. A Isabel y Amador oriundos de esa zona que residen en Barcelona.
A Presentación y Gabino paisanos de Mantinos y Hermelinda de Palencia, A todos gracias por su compañía. Con el afecto de Raquel y Modesto.

domingo, 7 de diciembre de 2008

ORÍGENES Y ACTUALIDAD DE SAN NICOLÁS

Aunque en el documento citado en el anterior capítulo no se menciona a San Nicolás hasta el año 1192 los orígenes del pueblo debieron ser bastante anteriores a este año.
Su primitivo origen se debió al agrupamiento de dos pequeños núcleos de población perfectamente definidos y aunque no hay documentación escrita, por la tradición oral y muestras en el terreno se puede delimitar su ubicación y casi el tiempo en que desaparecieron.
Creo que el más antiguo fuera Villafranca situado a kilómetro y medio de San Nicolás, en un pequeño promontorio poco distante de la margen derecha del río Sequillo. Coincidían estos restos en una finca que aré muchos años y pude observar que apenas salían del subsuelo restos de tejas o ladrillos, como sucede en otros solares, lo que demuestra que el paso de muchos años y la acción del arado ha logrado deshacer los restos de cerámica. En cambio las varias clases de piedra salían en abundancia de sus cimientos causando algún problema al arrancarlas del subsuelo.
Este pequeño núcleo, con los años se fusionó con otro un poco mayor llamado Villaverde situado también en la margen derecha del Sequillo y más próximo al pueblo actual que el anterior.
También sobre este solar aré muchas veces y salían restos de teja y ladrillos mucho mejor conservados que en Villafranca, lo que a mi entender demuestra la menor antigüedad de este núcleo. Además de este detalle se podía apreciar mejor su contorno y se veía con claridad el redondo perfecto del encascado pozo donde se aprovisionaban de agua.
Acaso ya en los años que cita el documento, con el auge que iba tomando el camino de Santiago, estos núcleos estarían ya fusionados en el pueblo actual y por transmisión oral se sabe que la virgen que veneraban en Villaverde fue trasladada primero a la iglesia vieja que estaba situada frente al pueblo, al otro lado del río. Cuando se cayó, la antigua imagen se trajo a la iglesia actual, junto con el gran sagrario, que en mis tiempos de monaguillo servía para guardar las vinajeras y demás objetos de culto.
La virgen de Villaverde que así llamábamos a esta antigua y valiosa imagen la vi siempre postergada a un lado del altar mayor, medio cubierta de polvo y suciedad sin que nadie la diera la menor importancia.
Con ocasión de la entronización de una gran imagen de San Antonio se hizo fiesta y se trajo como predicador al ya veterano aquí padre Justo, quien reparando en la antigua imagen, mandó a las mozas que la limpiaran bien. No tardaron en salir al descubierto los vivos colores de su pintura policromada sobre la talla de madera bien conservada.
Mostraba a la Virgen y mantenía en su regazo al Niño Jesús, ambos sostenían en sus manos unas bolas que representaban el mundo.
Sobre la cabeza de la virgen reposaba una corona de reina con tres adornos, el conjunto era similar al de otras vírgenes muy antiguas como la de Montserrat si la quitamos el tono oscuro que esta tiene.
Según los entendidos, su antigüedad se remontaba al siglo XIII y tal vez hubiera sido mejor que siguiera en el anonimato con el que podría haber llegado a nuestros días.
Al poco tiempo de saber su valor, con el pretexto de pagar unas obras en la iglesia, por la avaricia de pocos y la despreocupación e incuria de todos, fue vendida clandestinamente sin que se sepa su actual paradero.
Pero volviendo a los orígenes de San Nicolás, el primer documento escrito facilitado también por Dña. Carmen Molaguero, data de 1192.

Del hospital que se menciona, sólo queda una columna de ladrillo y cal, requemada y endurecida por los años que sirve de fuerte apoyo en el ángulo oeste del actual cementerio. El espacio comprendido entre este y la calle real siempre se llamó el hospital. En este sitio hasta no hace muchos años había una pequeña capilla que llamábamos “oratorio” por recitarse en él unas oraciones a los difuntos antes de ser enterrados.
En mis tiempos de monaguillo, todos los primeros de mayo se celebraba una misa por los difuntos y todavía recuerdo el mucho miedo que pasamos al querer saber solos, lo que había debajo del altar. Por el hueco del ara que levantamos vimos la imagen de un gran cristo yacente muy deteriorado y feo que allí habían arrinconado.
Dentro de las construcciones del pueblo destaca sobremanera su amplia iglesia cuyos orígenes se pueden remontar a los siglos XVII o XVIII pues en un documento antiguo encontré la referencia de que en el siglo XIX ya fue reparada por un arquitecto que se llamaba Francisco Salomón.
Su construcción es mixta, con nervios y pilares de ladrillo cuyos vanos están rellenos de un tapial muy especial por ser hechos con tierra mezclada de piedra fina y que visto al exterior parece hormigón de cemento. La fachada oeste esta forrada de ladrillo en la que se jugaba a la pelota y rematada por una espadaña con dos amplias troneras, en las que están colocadas dos campanas de muy distinto tono. El de timbre más fino coloquialmente se llamaba “campanín” y servía para determinados toques como indicar cuando la misa se celebraba en el Oratorio que antes he hablado.
Su interior completamente embovedado tiene forma de cruz y sus naves laterales se juntan con la central en un amplio cimborrio crucero que da sonoridad y prestancia al conjunto.

El altar mayor ocupa toda la pared frontal y según opinión de mis abuelas fue traído de una iglesia en ruinas de Carrión y prueba que no estaba hecho a la medida de esta iglesia. Lo demuestra que su remate de un sol con rayos, al no caber en altura lo tuvieron que poner en posición horizontal, sujeto al techo de la bóveda.
Buena adquisición hicieron nuestros mayores, pues es un retablo soberbio que a pesar de los años se conserva bien. Buena talla tienen los cuatro ángeles que sirven de apoyo a las cuatro columnas principales de estilo churrigueresco, aunque no tienen los excesivos adornos de este estilo.
En el gran hueco central esta la imagen del Santo patrono San Nicolás de Bari que como obispo viste con capa, mitra y báculo, con su mano levantada en actitud de bendecir. Entre las columnas citadas, le acompañan las imágenes de los corazones de Jesús y Maria, de época más reciente.
En la nave de la derecha hay un retablo del mismo estilo que el del altar mayor, con sus columnas doradas, con hojas y racimos de vid bien marcadas. Esta dedicado a la Virgen del Rosario titular de una cofradía que yo llegué a conocer y de la que ya he hablado.

Su nave de la izquierda se la reparten entre el retablo de la Inmaculada y San Roque,

que ha sido recientemente restaurado. También debo citar los modernos altares de San Antonio y San Isidro y para que no quede ninguna imagen sin citar diré la de San Antón con su cerdito, Santa Lucia mostrando los ojos sacrificados en una copa y la virgen del Carmen.
Hace poco tiempo como embellecimiento de las iglesias del camino Santiago, concedieron una subvención con objeto de quitar la humedad interior y se ha hecho un drenaje exterior y entarimado todo el piso, con lo que la iglesia ha ganado en comodidad tomando un aspecto moderno que no desentona con lo antiguo.
Sobre este hermoso retablo del altar mayor se colocaba en el mes de Mayo un gran pabellón de tela blanca con orlas, flecos y coronas azules tachonado todo él con estrellas del mismo color. En este marco suntuario se colocaba la imagen de la Inmaculada, sobre un alto pedestal y a sus pies en unas amplias escalinatas, multitud de velas y ramos de flores adornaban todo el contorno de la imagen y por las noches con la luz de las velas contrastando con la oscuridad de la iglesia constituía un efecto maravilloso, una lástima no haber sacado una foto que ahora gustaría ver.
Todo este derroche de medios, nos daba a los monaguillos trabajo extra, pues se tardaba un rato en encender todas las velas y como Don Ángel era muy previsor de los incendios, había que quedarse uno de guardia para cuidar no cayera alguna vela, mientras los demás subían al coro para rezar el rosario y las canciones del mes de Mayo.
En la novena del Corazón de Jesús también se ponía un pabellón más pequeño en este caso era de color rojo.
Don Ángel, dentro de sus limitaciones, era un entusiasta de fomentar la ornamentación del culto y montaba todos los soportes que estos complementos llevan consigo.
Para poner el Monumento el día de Jueves Santo había que poner de estructura cuatro altos cuartones clavados en el suelo, rematados con tres triángulos desiguales, sobre los cuales todas las mujeres rivalizaban en poner sus mejores puntillas, colchas y mantones de Manila, que muchos de ellos no salían del baúl en todo el año, pero que en día tan señalado lucían sus hermosos tejidos.
Sería prolijo seguir contando cosas que recuerdo de esta gran iglesia, que ejerce su nostalgia sobre los que, pasada la pubertad, vivimos en otros pueblos y que cuando nos reencontramos en ella, sentimos la sensación de entrar en una catedral, como decía mi querido tío Pablo.
El Teleclub instalado modernamente, es también digno de mencionar. Acondicionando la antigua casa donde vivió el buen maestro Don Marcelo, un cura entusiasta llamado Don Antonino, logró aunar voluntades de los vecinos y consiguió hacer un buen local con dependencias para biblioteca, bar y demás usos, entre los que se encuentra el consultorio médico.
Acaso a alguno le parezca poco ético lo que voy a contar y les diré que es muy difícil enterrar episodios completos de la antigua vida de un pueblo, pues siempre saltan sin querer a nuestra memoria.
Además en este caso debemos estar orgullosos de que el antiguo “corralín” donde el guarda del ganado ponía los cencerros para el buen manejo del “mulatero”, que en aquellos años era una parte consustancial para el progreso de todo el pueblo, se haya convertido en algo moderno.
En este mismo solar junto al teleclub se ha hecho un pequeño parque sombreado por hermosos árboles, que sirve para el esparcimiento general, y los días de la fiesta patronal, el escenario ideal para diversas atracciones.
El solar de la antigua fragua vecinal también forma parte de este conjunto y con buen criterio se conserva como adorno del teleclub el antiguo “barquín” o fuelle de su fragua.

ORÍGENES Y ACTUALIDAD DE MORATINOS

Quiero en los capítulos siguientes dejar constancia de lo que pudiéramos llamar cultura rural, que no es nada más que guardar y velar por lo poco que somos y tenemos heredado de nuestros mayores.
En primer lugar, vaya por delante mi agradecimiento a Carmen Molaguero titulada en Biblioteconomía de este pueblo que me ha proporcionado la fotocopia sacada de la Biblioteca Nacional y que me ha ayudado mucho a la elaboración de este artículo.
Un detalle que mucho valoro es esa C. que sigue a “Solicitado por” que no puede ser otra que la inicial de Carmen.
Lo que más me llamó la atención es comprobar la gran antigüedad a que se remontan los orígenes de Moratinos, nada menos que al año 955. Esta referencia acaso sea debida a la gran pujanza y poder que en aquellos años tenía la Abadía de Sahagún y para su mayor renombre anotaban todas las donaciones que recibían en señal de pleitesía de todos los grandes de la época.
El nombre de Moratinos proviene de un repoblador de todo este valle con nombres muy aproximados. Según se desprende en la traducción de la cita en latín de la reprimenda que les echó Alfonso VII dice “y así izo a aquellos del Valle de Moratinos hasta Villelga y hasta el mismo Moratinos”.
Se desprende de esta cita que la amonestación iba dirigida a todos los que habitaban en este valle, incluida Villelga y que llevaba el mismo nombre gentilicio del repoblador.
En cuanto el nombre del río que lleva el valle citado, no es el Valdejinate sino el Templarios que desemboca en el Sequillo poco antes de Villada.
En la fotocopia de los ayuntamientos de España describe con mucha minuciosidad la provincia, partido judicial, audiencia, diócesis que en aquella época era la de León, comprendía hasta Cisneros y buena parte de la zona de Campos y toda la Valdavia.
La delimitación de las diócesis a sus provincias respectivas es relativamente moderna pues en mis pocos años de estudiante lo hice en León, a cuya diócesis pertenecíamos.
Sigue la nota explicándonos el clima, las fuentes, casas y hasta el patrono de la iglesia Santo Tomás. Confines del campo, sus producciones y cabida expresada en obradas, clases de ganado y de caza.
En cuanto a la ubicación del arroyo de los Desamparados, que se cita, según la opinión de varios vecinos, actualmente se le llama Ontanón que pasa cerca del pueblo.
La producción agrícola la calcula en 22.000 reales y el presupuesto del Ayuntamiento se cubre con recursos propios, o por reparto vecinal.
No me extraña nada que diga también que las casas son de tierra, ni que el pueblo tenga una sola calle y que la iglesia estuviera arruinada, pues ya todos sabemos la poca consistencia del adobe en los terrenos pantanosos, en los que dice duraba el agua todo el invierno.
De todo esto que cuentan los documentos tan antiguos solo queda la estructura del pueblo que siempre habrá sido de una sola calle y el paso del Camino Santiago por él. Las casas aunque su construcción de adobe y tapial perdura desde entonces, han sido modernizadas con “rodapiés”, revoques y fachadas de ladrillos cara vista que ha mejorado su aspecto exterior.

En cuanto a la iglesia, actualmente está muy cuidada, sus tejados bien retejados, las fachadas revocadas y se ha hecho un pórtico en su cara norte, que sirve de refugio y para los festejos patronales.
En su exterior destaca su airosa torre rematada por ocho amplias troneras con arcos apuntados por donde expanden su sonido dos bien timbradas campanas recientemente fundidas en un taller especializado.

En su interior su pieza más valiosa es la pila bautismal. Está compuesta por un gran vaso en forma de copa labrada primorosamente en un solo bloque de buena piedra caliza, con unos canalillos bien logrados que descienden diminuyendo su anchura en todo su contorno. Dando una singular armonía y esbeltez al conjunto, esta gran pila de piedra se apoya sobre una delgada columna, también finamente acanalada, que, además de servirla de apoyo, simula la peana de una copa de vidrio.
Con la costumbre inveterada de poner las pilas bautismales debajo de los coros y rodeadas de cancelas, no lucen lo que debieran y se da el caso muy corriente que muchos que han entrado en esta iglesia, no se enteraron de la existencia de tan hermosa pila.

En la parte del altar mayor, bajo una pequeña base destaca un gran crucifijo antiguo. Se le renovó la cruz y está colgado sobre la pared que antes ocupaba un pequeño retablo, que al estar muy deteriorado se quitó con buen criterio.
Con varias imágenes destacando sobre la pared desnuda presididas por el gran crucifijo dan a esta pequeña iglesia un aire moderno parecido al de las nuevas iglesias.

En los laterales tiene a la derecha un retablo antiguo dedicado a la virgen del Rosario y a la izquierda dentro de una vitrina se venera la imagen de San Roque, que no hace muchos años debió tener gran veneración y una buena cofradía. Por ser el abogado contra la peste, cosa muy corriente y fatal en aquellos años, no hay pueblo en esta zona que no tenga su imagen protectora.
Otra cosa a destacar sería la casa consistorial, situada en el lado norte de la plaza frente a la iglesia, de construcción bastante moderna, con fachada de ladrillo y adobe revocado, en la que destaca un buen balcón de hierro forjado.
En el tiempo en que se hizo cumplía bien las necesidades de los pueblos que integran el ayuntamiento, el cercano San Nicolás y los caseríos, antes habitados de San Martín de la Fuente y Villátima.
Su interior lo componen cuatro dependencias y escalera, las dos de la planta alta se destinan a salón de sesiones y juzgado municipal y las dos de la baja a escuela nacional y junta vecinal de Moratinos.
Desde que se cerró la escuela por falta de niños, la planta baja esta dedicada a consultorio médico y aseos.