domingo, 18 de enero de 2009

BALDOSAS HIDRÁULICAS O MOSAICOS















Con estos dos nombres se pueden llamar: hidráulicas porque están hechas con prensa hidráulica y mosaicos por la variedad de colores que tienen.
Viendo la portada de la revista Tierra Camala de Enero de 2009 en la que viene una foto de ellas, me ha surgido la idea de recordar los diversos materiales que se usaban para este fin, a lo largo de los años que yo he conocido.
En los años treinta muchas casas de esta zona estaban pavimentadas con grandes baldosas de cerámica, hechas a mano en las tejeras como se hacían los ladrillos macizos y tejas, que resultaban bastante rudimentarias.


A pesar de ello en alguna casa no se ponían más que en la cocina-comedor que incorporaba la trébede, como calefacción de la planta. Los dormitorios como tenían un menor uso, llevaban el suelo de tierra compactada, que se la daba varias capas de cal amarilla, sacada de vetas naturales.
En los portales, como la tierra sola no aguantaba el uso diario se la encantaba con cantos menudos y trozos de ladrillos de canto. Con ellos los buenos canteros formaban dibujos geométricos muy bien realizados. Para que el color oscuro de los cantos no contrastara tanto con el blanco encalado de las paredes, se les daba varias manos de cal amarilla.
A los pocos años se fue instalando en los pisos el baldosín, que también era de barro cocido, pero ya en su fabricación se usaba la prensa, con lo que su superficie era más pulida que la de las antiguas baldosas. También en la cara vista se les daba un baño con el que cogían un brillo muy decorativo.
En todos los pueblos grandes se empezaron a instalar talleres donde se fabricaban las baldosas hidráulicas, que aquí se llamaban mosaicos por su parecido con los antiguos de los romanos. En estos las piedras de colores eran colocadas manualmente sobre el piso y en los modernos de ahora estos colores se pintan sobre las baldosas.














En Santa Olaja de la Vega pueblo de esta comarca en la provincia de Palencia, había una fábrica muy afamada que suministraba a toda esta zona, en la que quedan todavía pisos que destacan por sus dibujos muy bien logrados.
La técnica para su fabricación ya era más complicada que la del baldosín. Sobre una placa metálica de veinte centímetros de lado, se extendía, con un tampón, una fina capa de aceite, para que la pintura no se pegara al metal. En los bordes de esta placa se montaba un aro resistente a la presión, que formaba lo que podríamos llamar la macal de la baldosa.
Dentro de ella se colocaba una plantilla de láminas metálicas muy finas, con las que se marcaba el dibujo. Con una pequeña escudilla el operario iba depositando en los diferentes huecos un poco de pintura líquida, que cogía de una batería de recipientes con los diferentes colores.
Una vez rellenados los espacios, se tiraba hacía arriba de la plantilla y los colores quedaban marcados en el fondo de la macal. Para dar consistencia a la pintura liquida, se cernía sobre ella una capa de cemento en polvo, que fraguaba rápido con la humedad de la pintura.
Sobre esta preparación se rellenaba el hueco restante con una mezcla de grava muy fina y cemento, ligeramente humedecida y se pasaba todo a la prensa hidráulica de dos potencias, que compactaba al conjunto.
Al desarmar la macal lateral de la baldosa, esta quedaba adherida a la placa de fondo, del que las hábiles manos del operario la desprendía, colocándola para su secado definitivo en unos estantes de madera.

Como veis, muy laboriosa resultaba la operación, más no la creo tan trabajosa y concienzuda como la construcción de los mosaicos romanos.
Con estos métodos modernos se tiene la ventaja de que con veinticinco baldosas se cubre un metro cuadrado. Mas como las técnicas de la construcción avanzan rápidamente, ahora se usan placas de cerámica cada vez más grandes, para ahorrar tiempo de mano de obra en su colocación.
Para terminar este relato citaré al azulejo, llamado así porque en ellos predominaba el color azul. Los árabes hace ya siglos, los usaban en sus mezquitas y su uso y fabricación se conserva actualmente en las zonas que más duro su dominación, como Manises en España y El Alentejo en Portugal.


















Acompaño fotografía del zaguán magníficamente decorado de mi vecino Serapio Santos



















y varios detalles del zaguán y dormitorio de nuestra casa.
En ellos podemos apreciar los dos estilos de realización. En los primeros con cuadradillos pequeños y en los segundos con dibujos triangulares formando estrellas.



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