viernes, 27 de noviembre de 2009

NUESTRO ACOMPAÑAMIENTO

Como continuación del capítulo anterior os vamos a contar las experiencias que vivimos con un matrimonio que viajaba con sus dos hijos pequeños en el asiento delantero del avión. Con mucha prevención habían cogido dos plazas al lado de la ventanilla y otra enfrente del otro lado del pasillo. Con estas estratégicas plazas pretendían no molestar a los demás viajeros. Cosa muy loable pero imprevisible tratándose de una niña muy pizpireta de unos dos años y un niño de medio año.

Si a los mayores nos es pesado el estar doce horas en un avión cuánto más para dos niños. A veces gimoteaban los dos a una y sus padres no sabían a cuál atender. Para calmar a la mayor, su padre,armado de paciencia, la llevaba hasta los servicios y la madre calmaba al pequeño moviéndole sobre ella o dándole el biberón.
De esta guisa se tiraron los dos casi toda la noche y confieso que en vez de incomodarnos nos entretuvieron observándoles. Presintiendo lo peor iban prevenidos de toda clase de juguetes y nos llamó la atención el buen pulso que la niña tenía para rellenar con un pizarrín electrónico la figura que salía en la pantalla de su juego moderno.
Como de todo se cansaba la niña cogía a su padre de la mano y le llevaba al servicio para que le cambiara el pañal o por simple distracción, cosa que pacientemente su padre realizó varias veces.
Contemplando este hermoso comportamiento, me pareció justo publicarlo en mi blog para que contrarreste con las noticias truculentas que publican los medios de comunicación, de padres que arrojan a la basura a su hijo recién nacido. Gracias a Dios y a la sabía naturaleza son muy pocos estos últimos y casi todos los demás que hemos sido padres sabemos lo que es sufrir y gozar con la crianza de nuestros hijos. Debemos tener la razonable esperanza de que las generaciones se vayan sucediendo normalmente, como lo fue desde siempre. Ya casi al amanecer pedí permiso a los padres para hacer una foto a los niños, cosa que agradecieron encantados.















En otra saqué a Raquel y el padre con gorra de faena, que usó durante todo el viaje. Aunque ya hice mención de lo bien que se comporta Iberia con los pasajeros, anotaré este detalle que me parece muy significativo. En los servicios de sus aviones pone un tablero articulado que se puede bajar, para que sobre él cómodamente se pueda limpiar y cambiar el pañal a los niños. Enhorabuena compartida para estos ejemplares padres y la previsora Iberia

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