domingo, 13 de diciembre de 2009

SITUACIÓN ECONÓMICA






















En el último cuarto de siglo XIX Argentina tuvo la época dorada de su auge económico con el perfeccionamiento internacional de la industria del frío. Francia, que fue la pionera de esta técnica, contribuyó a fomentar la exportación de la gran cantidad de carne argentina. El barco frigorífico desplazó a la petenera, que ya conté en este blog cuál era su antigua técnica.















En el año 1877 la renta per cápita de la Argentina se situó entre las seis mejores del mundo. Desde entonces la caída de su economía ha sido constante.


















Con el gobierno de Illia la inflación galopante llegó al 482 %, el déficit exterior llegó a 40.000 millones de pesos y la deuda pública exterior a 3.000 millones de dólares.


El gobierno del general Perón, del más puro populismo, agotó los recursos de tal manera que los bancos no podían devolver las imposiciones particulares. Años después, ante la salida masiva de capitales, el gobierno creyó cortarla con el corralito y comenzó a pagar con pesos devaluados los fuertes dólares ingresados en el banco. Esta situación origino una serie de revueltas, huelgas y parada de producción que empobreció al máximo su economía.



















Cuentan los historiadores que cuando Eva Perón, que tenía una singular oratoria y mucho don de gentes, enardecía a sus incondicionales a los que llamaba “descamisados”, ponía detrás de sí una buena caja con dinero que repartía a cuantos se acercaban.




















Una cosa parecida, aunque con métodos más sofisticados, creo se está dando hoy en España junto a otros síntomas muy parecidos a los de Argentina. Lo que relatamos nos debe poner en guardia y escarmentar en cabeza ajena. Con un poco de sentido común y un mucho de buena voluntad creo que seremos capaces de enderezar esto para bien de todos. Hagamos votos porque estas dos naciones hermanas consigan la prosperidad que merecen.

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