martes, 16 de febrero de 2010

LOS PEREGRINOS DEL CAMINO DE SANTIAGO














Al empezar este capítulo me asalta la duda de si podré explicaros
este complejo mundo que llevan en su interior los peregrinos, que
diariamente pasan por mi puerta y con algunos he llegado a contactar.
En principio parece milagroso, que hombres y mujeres de diferentes
naciones, creencias, edades, condición social y un sin número de
diferencias más, hagan el camino con una misma ilusión, afrontando con
estoicismo ejemplar frío, calor y demás meteoros, esforzándose por no
decaer al cansancio y muchas privaciones que supone esta ruta, en
tramos tan escasa en servicios como este, y que si no son previsores
pueden pasarlo mal
En los muchos años que llevo observando este fenómeno he podido
apreciar que la opinión bastante generalizada, de que el peregrino es
equivalente al turista es errónea.
Cuando alguna vez veo pasar un tropel de gente bulliciosa y alegre
por el camino, enseguida intuyo que son peregrinos de pacotilla, que
vienen en autocares, les dejan en la carretera de Villada y los
recogen de nuevo en Sahagún.
Esta mezcla de turista-peregrino, no digo que no tenga también su
mérito, pero contribuye a desvirtuar el verdadero sentido del
peregrino.
También en Sahagún, donde se mezclan los turistas y peregrinos, no
es difícil distinguirles, incluso en bares y restaurantes, donde los
últimos se toman un respiro en su larga ruta.
En mis paseos hasta el río Templarios en muchas ocasiones he querido
acompasar mi paso al de ellos y no digo que muchos pero si alguno
cortésmente lo han rechazado, prefiriendo caminar solos, no sé si para
ahorrar fuerzas o ir más concentrados. También se da el caso
paradójico que muchos matrimonios caminan distanciados y sólo la
aprecias cuando, rendidos por el calor o la lluvia, paran un momento a
descansar.
Normalmente la mayoría, si ven en ti buena disposición les agrada
informarse de todas las cosas típicas de la región, que les parece más
sobresalientes.















Ya os he comentado la pregunta obligada que todos hacen al entrar en
Moratinos sobre las bodegas,
pero otros se interesan por otros muchos
temas.
En mi paseo matinal un día observé que, desde la puerta del
cementerio donde se domina perfectamente la panorámica general del
pueblo, un peregrino pertrechado con un liviano caballete y demás
utensilios de pintura, estaba sacando un boceto espléndido del pueblo.
Con él me quedé un buen rato admirando su técnica depurada y
contestando sobre los nombres de las cosas pintadas.














* * *

En otra ocasión con el rutinario saludo de los buenos días, una
peregrina me rogó si podía dialogar un rato conmigo. Se trataba de una
joven inglesa que acababa la licenciatura de idioma español, recorría
el camino de Santiago para perfeccionarlo. Con mucha naturalidad y
simpatía me preguntaba por muchas frases hechas que tiene nuestro
idioma, que a nosotros nos parecen fáciles, pero para una inglesa le
resultaba ininteligibles.
Recuerdo que hablamos de muchos temas incluido el problema vasco y
yo dije que se imponía a “rajatabla” la acción policial. Naturalmente
ella no entendía esta palabra como otras muchas que tuve que
explicarla.
Según su opinión en la zona de Burgos para acá siguiendo su ruta,
era donde había escuchado el mejor castellano atendiendo a nuestra
perfecta pronunciación.
Con su ansía por aprender tardamos casi dos horas en recorrer un
kilómetro, pues ella muchas veces retrocedía por alargar la charla.
Impactado por su interés en aprender nuestro idioma, la compuse este
pequeño poema.













Inglesita peregrina
por el camino pasaste
admiración y respeto
en este viejo dejaste.

Por tu gran dedicación
en aprender castellano
grata impresión te causó
mi acento puro y llano.

Pues el más sencillo giro
entender nunca lograbas
y por tu hambre de saber
con gusto te lo explicaba.

Cuando vuelvas a tu tierra
como premio a tu afición
que hables pronto castellano
con toda la perfección.


* * *






















Otro caso que me agradó sobremanera fue ver entrar en mi casa a una
peregrina que saludaba con el nombre familiar de tío. Efectivamente se trataba de mi sobrina Nati, hija de mi hermana Primitiva
.
La creencia de que este fenómeno de la peregrinación no nos afectaba
familiarmente, fue rota con mi agrado, pues Nati hizo el camino con
auténtico espíritu de peregrina.
Después de hablar y tomar algo, un poco tiempo, siguió camino a su
pueblo Escobar donde estuvo medio día, el tiempo imprescindible para
lavar su ropa y seguir la ruta andando como una auténtica peregrina.
Según me contaba ella y una amiga que también hizo el camino, desde
Roncesvalles, los primeros días son los más difíciles hasta que logras
adaptarte al calzado y el cuerpo se acostumbra a la caminata diaria,
que tienes que imponerte, repartiendo los kilómetros según un plan de
etapas previsto.
El buen ejemplo dado por mi sobrina Nati nos demuestra que cuando se
afronta un reto como este, hay que hacerlo con fe y decisión pensando
en una buena causa, que ella no ha querido expresar y que yo respeto
su voluntad, aplaudiendo su proceder de lo más meritorio y encomiable.
Demetrio, su esposo, y Guillermo su hijo en compañía del hermano
Alfonso, quizá un poco movidos por el ejemplo de Nati, también
tuvieron el buen gusto de hacer el camino en bicicleta y por tanto
llegaron antes. Aguardando la llegada de Nati, asistieron juntos a los
ritos de devoción ante el Apóstol y, satisfechos por lo hecho,
volvieron felices a su hogar.
Motivado en mi interior por esta gesta meritoria de mis familiares
compuse para ellos el siguiente poema.


Por ser Nati la primera
peregrina en la familia
tío Modesto con afecto
estos versos te dedica.

De todos los peregrinos
que por mi puerta pasaron
el de mi sobrina Nati
siempre será recordado.

Demetrio padre y esposo
orgulloso debe estar
de tener una familia
tan unida y singular.

A Leticia la deseo
que siempre sea “alegría”
de sus padres y hermano
y de toda la familia.

A Guillermo el más pequeño
debo también admirar
por el camino a Santiago
y con su bici llegar.

Que al abrazar a Santiago
y las promesas cumplir
acordaos de nosotros
que nos quedamos aquí.

Sobrina y demás familia
que hicisteis con fe el camino,
Santiago sabrá premiaros
por haberlo recorrido
.

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