viernes, 5 de marzo de 2010

VIUDOS


A este grupo les suceden casos que muchas veces nos parecen lacerantes y según su propia confesión, contándoselo a un extraño,parece que les sirve de lenitivo.
Un viudo asturiano que pasaba de los 80 años nos contaba, con la gracia que les caracteriza, que enviudó hace años y la convivencia con su única hija se le hacía imposible. Decidió dar a la hija la mitad de sus bienes y él seguir disfrutando de la buena pensión que tenía y la renta de un piso en el centro de Gijón.

A pesar de sus 85 años llevaba una vida nómada de hotel en hotel disfrutando de la vida. Para cuando no pudiera hacerlo ya tenía apalabrada una buena residencia donde acabar sus días. Otro día en la playa otro viudo nos contó pormenorizadamente su vida. Estuvo casado con una mujer que padecía diabetes y por su obstinación de no pincharse falleció pronto. Como era joven y quería ayudar a sus hijos pequeños, intentó rehacer su vida con otra mujer, que, según él, no pensaba más que en centros de belleza y despilfarrar el patrimonio en viajes muy costosos, con lo que demostraba su gran egoísmo y nulo afecto.
Ante la disyuntiva de perder todo su patrimonio tuvo que dejarla,quedando en una profunda depresión en parte por volver a verse solo y perder la estima de sus hijos.


Pasados unos años y un poco escarmentado buscó con ahínco y selección otra compañera. En este caso era lo contrario de la primera, pues esta le quería controlar al milímetro todos sus gastos e imponerle con mucho egoísmo una vida a su capricho, sin contar para nada sus costumbres y aficiones, teniendo también que abandonarla.
Actualmente disfruta solo lo que le da de sí la pensión, no atreviéndose a realizar nuevas tentativas.



Estos segundos o terceros matrimonios, creo que para marchar bien tienen que tener una gran voluntad por ambas partes para que igualando sus costumbres surja la atracción desinteresada, esencia de todo matrimonio.

No hay comentarios: