sábado, 22 de mayo de 2010

LAS ABUELAS


MI ABUELA NICASIA
Hay un refrán popular que dice: el que no conoció a sus abuelas no conoció cosa buena. Y yo tuve la suerte de disfrutar de las dos, que eran a cual mejor.
Mi abuela materna, Nicasia, mujer muy mañosa, me enseñó muchas cosas prácticas y útiles en la vida.
Cuando los frutales de la huerta estaban cuajados de flores y de frutos incipientes, y se presentaba un amanecer raso con bajas temperaturas, en un balde de cinc preparábamos una fogata, para que el calor y el humo evitaran la congelación.
El palomar de palomas zuritas, que aquí llamamos bravas,procurábamos defenderlo de los muchos enemigos que tiene. Los tordos,proliferan de tal forma que podían acabar con ellas, por lo que en época de cría me subía al tejado y casi en cada teja quitaba un nido,que tiraba al suelo. Mi abuela, provista de un gran escriño, los iba recogiendo y rematando, si alguno no moría al arrojarlos contra el suelo.
En la lucha contra gatos y otras alimañas, daba también muestras de su inventiva. Además de poner unas chapas en las equinas del palomar para dificultar la escalada por fuera, sobre el que colocaba una chapa sustentada por una palanca exterior, de cuyo extremo,colgado de un alambre, ponía un trozo de carne, en el lado opuesto de la entrada. Cuando los gatos, viendo por el agujero el cebo, entraban para comerlo en el cajón, activaban como un gatillo que cerraba la puerta y quedaban así atrapados. Un saco puesto a la entrada recogía al felino, y un buen garrotazo acababa con sus correrías.
Cuando maduraba la uva, era costumbre ir a guardarla hasta la vendimia. Para ello había en la viña una caseta, que servía para defenderse lo mismo del calor que del frío, y para cocinar en un rincón una comida caliente. Para que el tiempo se la hiciera más corto, le acompañaba yo muchas veces y lo pasábamos bien. Los primeros días cortábamos unas hermosas tomillas, con las que cubríamos el suelo de la caseta,logrando un mullido asiento, confortable como un diván y con un agradable y fuerte olor.

















En este ambiente, tan propicio para la lectura, mi abuela siempre tenía a mano el Promotor, revista mensual para fomento de la devoción a la Sagrada Familia, en la que se publicaban historietas no exentas de gracia, que en aquella época gustaban mucho. Las doce publicaciones de cada año las cosía con un caudillo y logró en unos años una colección que ofrecía orgullosa a sus convecinos. La lectura de la conocida novela Genoveva de Brabante, que leyó varias veces, le producía un gran llanto. Yo le preguntaba : -¿Por qué llora, abuela? Ella respondía:-¿No he de llorar? ¡Con lo buena que es esa santa y lo malo que es Golo¡-Y tanto mal le hizo?-¡Mucho¡. Cuando marchó su marido a la guerra, Golo, por no acceder asus pretensiones amorosas, la encerró en un calabozo y en él dio a luz a Tristán, hijo del marqués. -¿Cómo le puso un nombre tan raro?-le preguntaba ,-Un niño que tiene que nacer en un triste calabozo, no puede llevar otro nombre-me contestaba. En este tono lastimero me contaba toda la emotiva novela, que casi aprendí de memoria.




















Para satisfacer mi curiosidad por las cosas de la naturaleza, iba a un lugar cerca del majuelo, en el que se levantaban unos grandes albarones y zarzas, que servían de refugio a las muchas perdices que entonces había. Una vez, estando contemplando los laberintos que estas aves forman entre la maleza, un milano real, que es la rapaz más común en esta zona, planeaba majestuoso buscando sus presas favoritas. Alertadas por el peligro, una bandada de hermosas patirrojas intentaba alcanzar el albarón donde yo estaba: y, presas del pánico, casi chocan contra mi.Desconcertadas por la sorpresa, pude contemplarlas muy de cerca,admirando su hermoso plumaje y gran potencia de vuelo, complementadapor su rápida carrera en tierra.















El campo de Sahagún estaba entonces mal labrado y crecían en él gran cantidad de plantas silvestres. Del espino andrinero, a la sazón lleno de sus pequeños frutos negro-azulados, muy ásperos al paladar,se elaboraba modernamente el pacháran. También crecía la zarzamora en sus dos clases: la rastrera, de fruto blando y muy dulce, y la trepadora, de fruto más duro y diferente sabor. El albarón o majoletar, ya citado, es el que más altura alcanza de todos los nombrados, por lo cual era usado tanto como para librarse de la lluvia como para buscar una buena sombra.














Cuando sus majoletos maduran, toman un color rojo intenso, que contrasta con el verde oscuro de las hojas, por lo que se ha convertido en planta decorativa de jardines. Era tal su abundancia, que en los tiempos de la guerra los panaderos de Sahagún los usaban para alimentar sus hornos. La zarza, de porte más bajo y con curvas espinas, se defiende mejor que el albarón del embate de los rebaños. A sus frutos,bastante grandes y llenos de peludas semillas, le llamábamos tapaculos. Eran apetecidos por las ovejas, que a veces quedaban enzarzadas al tratar de comerlos. No era raro ver alguna oveja presa e inmovilizada por las púas clavadas en la lana; y, si el pastor no se daba cuenta pronto, corría el peligro de que al día siguiente se encontrara con la sorpresa de que las pegas habían comenzado a comer su presa por la parte más blanda, es decir, sus ojos, con lo que el animal quedaba condenado al sacrificio.
Entre los arbustos menores destacaba la tomilla, que se hacía tan grande que en alguna ocasión te libraba de algún chaparrón, si sabías situarte adecuadamente. Con tan exuberante vegetación, no era extraño que abundaran los rebaños de ovejas y la caza menor, con menos presión de cazadores que actualmente. Era muy abundante, sobre todo en perdices, liebres y algún conejo. Tras esta digresión botánica, y cuando más ensimismado estaba curioseando el armonioso conjunto que me ofrecía la madre naturaleza, oí la voz de mi abuela, que me llamaba desde la caseta para comer.Cuando llegué, tenía cocinado un buen puchero de arroz con conejo, del que dimos buena cuenta, sentados sobre el mullido asiento de las tomillas. Como postre nos tomamos unos racimos de la temprana malvasía, que mi abuela, sin pisar mucho el majuelo, había recogido.














A propósito de no pisar, los guardas y cuidadores de majuelos tenían la costumbre de no dejar entrar en la viña ni al mismo amo de ella hasta que no se vendimiara, pues una viña no pisada demostraba que había sido bien cuidada. De ahí las fatigas mías y de mis hermanas, cuando intentábamos coger unos racimos en nuestros majuelos.
Se contrataba entonces, como guarda de las viñas del pueblo, a un señor ya de edad, el tío Periquines, hábil y ducho en estos menesteres. Montaba su puesto de observación en un alto que dominaba todo el pago, y para su comodidad levantaba con cuatro palos como una tienda de campaña y la forraba con tomillas. Colocaba estratégicamente varias de ellas, que se llamaban cachaperas, y él se situaba en una u otra según el movimiento que viera de personal y pastores. Cuando pasaba de una a otra, ponía en la que dejaba, con mucha astucia, una chaqueta vieja y su gorra, que de largo parecía su silueta: y si te confiabas, creyendo que estaba lejos, se te plantaba de pronto delante y te dejaba helado.
En nuestro caso, como salíamos del pueblo en grupo, nos vigilaba de largo y, antes de acercarnos, venía corriendo y silbando como un condenado, y nos causaba la misma impresión que si nos hubiera pillado cometiendo un crimen.
Para más inri, le regañaba a mi padre diciéndole que intentábamos “correrle las uvas.” Ante una estrategia tan perfecta, ideamos contrarrestarla con otra mejor. Salíamos del pueblo de uno en uno y espaciados, para no llamarla atención; y por un arroyo que había cerca del majuelo, nos deslizábamos agazapados hasta las cepas, y a fe que las uvas que comíamos nos sabían a gloria, aunque no estuvieran maduras sólo por haber burlado la estrecha vigilancia de que el tío Periquines se jactó en los muchos años que ejerció de guarda. Mi abuela siguió tan laboriosa hasta el día en que nos dejó,siempre cuidando sus gallinas y conejos, pues nunca la vi sin hacer
algo.


MI ABUELA PATRICIA

De esta abuela paterna guardo también buenos recuerdos, tanto de cuando vivía en su casa como de los últimos años de su vida, que pasó con nosotros. Destacaría de ella su amor por la cocina, con lo que lograba que los alimentos de baja calidad, tras pasar por muchas manipulaciones y largas horas de fogón, se convirtieran en exquisitos guisos, que compartía encantada con todos. Siempre me maravilló que una mujer que no sabía leer ni escribir tuviera tanta agilidad mental y tal facilidad de palabra. Cuando un tema le interesaba, aunque fuera difícil de tratar, le daba los enfoques necesarios para con mucho tacto y respeto enterarse de lo que pasaba, estableciendo además una buena relación con todo el mundo.Cuando le preguntábamos por qué no había aprendido a leer, decía:- Entonces a las mujeres no nos dejaban ir a la escuela.- Y sus padres ¿cómo no le enseñaron?- Porque estaban convencidos de que a las mujeres no les hacía falta aprender esas cosas.Una pena haber nacido en aquella época y no poder aprovechar sus condiciones naturales. A pesar de ello, se defendía bien en el manejo de monedas y billetes y hasta en algún breve escrito. Como entonces no había pensiones de vejez, hacía milagros con la pequeña renta que de sus tierras le daba mi padre, por lo que también pequeños impuestos que le cobraba el Estado le sabían muy mal y comentaba airada:-¿ Cómo puede ser que me cobren de contribución seis duros cada tercio?Cuando la guerra, el alguacil pasaba por las casas cobrando un impuesto que tenía guasa por su nombrecito: Impuesto semanal del día del plato único y sin postre.
Mi abuela no pagó nunca un duro, ni el alguacil se atrevía a pasar por su casa, pues el primer día le quiso explicar de qué se trataba, ella le despidió con cajas destempladas: -¿No le da vergüenza al alcalde cobrar este impuesto a una pobre viuda que no puede comer más que un pequeño y único plato cada día y que no sabe lo que es el postre?
El rechazo fue tan general, tanto en los pueblos como en las capitales, cuyos restaurantes no se abrían en los días señalados, que quitaron el tal impuesto al poco tiempo.
En la fiesta del pueblo, mi abuela se sentaba a la puerta de su casa sobre una silla de anea, luciendo amplios manteos, cuyos pliegues le llegaban a los pies. Llevaba sobre los hombros una esponjosa toquilla, cuyas puntas cruzaban su busto y se sujetaban con eleganciaa la cintura. Su rostro, alga arrugado, denotaba la blancura que debió tener de joven, así como los finos hilillos rojo-morados de sus mejillas. Sus orejas, con lóbulos rasgados de arriba a bajo, delataban su coquetería juvenil, al haber usado largos y pesados pendientes. Sus ojos, de mirada limpia, había conseguido mantenerlos lozanos con métodos antiguos pero efectivos. Conservaba todavía una abundante cabellera blanca, que recogía en un trenzado moño bajo la nuca.
Los grupos de mozos y mozas que iban al baile, al pasar por la calle, casi todos la saludaban; y a los que no, los atraía con una frase ocurrente. La tía Patricia era una institución en el pueblo y un rito obligado dirigirle un saludo. Ella correspondía con su amena charla, haciendo pasar un buen rato al que se le acercaba. Cuando ya se había enterado de los pormenores de familia y noviazgo, les despedía amablemente deseándoles se divirtieran en la fiesta lo más posible.
A pesar de su buen carácter, no se dejaba convencer tan fácil y,si estaba segura de tener razón, se la cantaba al lucero del alba.
Cuando vivía en nuestra casa, fue a visitarla un grupo de sacerdotesde la zona: D. Ángel, el cura del pueblo; D. Cremencio, sobrino carnal de ella y que tenía rasgos de carácter parecidos; y D. Florentino,hijo también del pueblo. Sentados todos alrededor de la mesa,charlaban amigablemente, hasta que D. Ángel, con el tono impositor de que hacía gala, empezó a contar anécdotas con las que ella no estaba conforme. Ni corta ni perezosa le dijo:- Mire: no me cuente más historias, porque es usted un poco mentirosazo.Al oírlo, D. Cremencio, que era muy campechano, dirigiéndose a nosotros con un gesto expresivo con su mano abierta, exclamó alarmado:- ¡ Nos mató!Y trató de terminar la visita. Excuso decir cómo se puso D. Ángel al llamarle mentiroso delante de unos curas que habían sido sus discípulos. Mi abuela trató de suavizar el calificativo anteponiéndole“un poco” pero no renunció a expresar su opinión, ni delante de tres curas, que en aquellos tiempos tanto predicamento tenían ante la gente.
Le gustaba también visitar a los enfermos, a los que procuraba entretener, si su enfermedad lo permitía. Con los niños era con los que más se volcaba. Para estimularles a tomar las medicinas, las probaba ella, diciéndoles que estaban muy ricas, aunque fuera aceitede hígado de bacalao, como el que yo tomé de pequeño que sabía a demonios.
Pero me viene la duda de que si esa costumbre de probar las medicinas era sólo para animar a los enfermos. Teniendo en cuenta que ella nunca estuvo enferma, ni tomó siquiera una aspirina, sospecho que lo hacía por la curiosidad de probar su sabor. Desde siempre la conocí sin un solo diente en la boca, ni dentadura postiza alguna.
A mí me maravillaba ver que, con sólo las encías endurecidas, lograba masticar los alimentos. Cuando en la mesa había un trozo de pan miejón, no tomaba a bien que dijéramos era para ella por no tener dientes. Para llevarnos la contraria, comía de cantero, como nosotros.
Como pasaban los años y no tuvo ni un pequeño catarro, mi madre consultó con D. Pepe, médico que tuvimos en el pueblo muchos años,sobre como actuar en un caso extremo. Con el gran conocimiento que tenía de la salud de cada uno, no le recomendó sino que procurara se levantara mi abuela todos los días: y que , si pasaba dos días sin ganas de hacerlo, avisara a la familia,pues se acercaba el final desenlace.
El pronóstico se cumplió al pie de la letra: y cuando fui a por elcertificado de defunción , me preguntó D. Pepe si mi abuela había tenido algún dolor o síntoma externo, para intuir la causa de la muerte. Ante mi respuesta negativa comentó:-¿ De que pongo que ha muerto?Después de pensarlo un poco, escribió: “causa de la muerte: debilidad senil.”
Si es cierto el refrán que dice: “no es más rico el que más tiene,sino el que menos necesita,” mi abuela fue millonaria por hacerle falta tan poco en los noventa y tres años que disfrutó de vida tranquila, sin el ajetreo y estrés que actualmente sufrimos. Envidio su suerte, al no tener en ese trance supremo ningún dolor ni fatiga alguna, muriendo placidamente como una vela que apaga la sola brisa de la naturaleza, que exige morir a todos los que hemos nacido.

En honor a ambas compuse este pequeño poema
.


El nombre de mis abuelas
era Nicasia y Patricia
mucho siempre me enseñaron
para valerme en la vida.

Mi abuela Nicasia fue
muy hábil en muchas cosas
pero a tratar bien la lana
le ganarían muy pocas.

Las pocas ovejas negras
que en el rebaño tenía,
aprovechando su lana
muchas prendas ella hacía.

Si la lana era muy fuerte
la tenía que cardar,
para que así preparada
mejor la pudiera hilar.

Los ovillos blanco y negro
al torcer siempre juntaba
y un hilo muy atrayente
sin teñir así lograba.

Con cuatro agujas hacía
los guantes y mantones,
para librar nuestras manos
de grietas y sabañones.

Tuvo mi abuela Patricia
en la cocina su fuerte,
y sin saber muchas cosas
asombroso don de gentes.

Cuando algún lechazo falló
su blanda carne nos daba,
procurando endurecerla
con mucha maña guisaba.

Los pocos barbos y peces
que este pobre río daba,
el fuerte sabor a lodo
con su guiso bien quitaba.

De todos nuestros mayores
buena enseñanza tenemos,
y nunca nos avergüencen
por mucho que progresemos

sábado, 8 de mayo de 2010

VERSOS PARA LAS BODAS DE ORO DE LUCIO Y TINA





















Quiero publicar aquí también los versos que les dediqué el día de sus bodas de oro.


Gracias te damos Señor
por cincuenta años casados,
afrontando muy felices
todo lo bueno y lo malo.


La cordial enhorabuena
damos a Lucio y a Tina
al cumplir sus bodas de oro
con nuestra mayor alegría.


La enhorabuena también
para hermanos y familiares
con un recuerdo especial
dedicado a vuestros padres.


Tampoco debo olvidar
a Lucio, primo y buen amigo,
que aunque falte, le ofrecemos
un recuerdo merecido.

Nuestra amistad, como sabes,
de largos años proviene
pues en la mili de Burgos
la logramos plenamente.

¡Cuán presto se pasa el tiempo!
pues parece que fue ayer
cuando bien nos conocimos
y seguimos en nuestro quehacer.

Como el más grande tesoro
nuestra amistad se guardó
y sin apenas notarlo
con los años mejoró.


Satisfechos de cumplir
ochenta y tres años ya,
expectantes hoy pedimos
que Dios nos dé alguno más.


Si poemas hice muchos
sin tener obligación,
este para mis amigos
con mucha más ilusión.

Estos muy sencillos versos
que Modesto os dedica
quiero que lleven mi afecto
y el de toda mi familia.


Todos aquí reunidos
la enhorabuena os damos
y que Dios nos dé a todos
la salud por muchos años.

viernes, 7 de mayo de 2010

BODAS DE ORO DE NUESTROS AMIGOS LUCIO Y TINA















El día uno de Mayo de 2010 celebramos el cincuenta aniversario de su enlace matrimonial en Burgos donde residen actualmente. En la mili que pasamos en Burgos nos conocimos y entablamos una amistad que con los años, se ha ido acrecentando, debido principalmente al carácter formal y espontáneo de Lucio al que yo siempre he correspondido y valorado mucho. Después de haber pasado su niñez y juventud en Villalcón, como tantos otros se casaron y emigraron a Bilbao donde él se colocó en una fabrica metalúrgica.
Cuando llegó la reconversión industrial fue prejubilado relativamente joven y desde entonces esta pareja ha disfrutado de vacaciones en casi todas las localidades turísticas deEspaña.
Su veteranía en esta cuestión nos ha servido para escoger los mejores lugares donde hemos pasado las vacaciones de nuestra jubilación posterior.
Aunque somos de la misma edad él se casó seis años más tarde y nos acompañaron cuando celebramos nuestras bodas de oro. Creo que en esta celebración nuestros amigos hayan sentido las mismas emociones y recuerdos que nosotros tuvimos. Esto es difícil de explicar por ser una cosa muy personal y por ser una recopilación de toda tu vida, con sus afanes, logros y contratiempos pasados junto a la mujer a quien diste tu amor y en la que te has apoyado siempre para capear las peripecias que la vida presenta.















En el caso de Lucio y Tina la falta de hijos ha sido largamente recompensada por el cariño de todos sus hermanos y sobrinos, que les acompañaron con el mejor deseo de que este encuentro familiar fuese un recuerdo feliz para ellos.
Acudieron de varios puntos de donde viven, algunos con sus hijos pequeños y formamos un grupo de unos cincuenta.














El cambio que ha tenido Burgos desde los años en que Lucio y yo nos conocimos ha sido espectacular. El pueblo y pago del Gamonal apenas tenía ninguna importancia. Su terreno era de páramo muy pobre en el que sólo se aventuraban a brotar las gamonitas o gamones y de esto tomará el nombre. Barrido por gélido viento invernal del noreste que todavía recuerdo por sus efectos cortantes, cuando tenía que hacer algún encargo.
Como hicimos la mili de asistentes, la gabardina y demás ropa de paisano no era la más adecuada y recuerdo que el capote militar que me dieron, sólo salió de debajo la colchoneta, donde permaneció hasta que me licencié, dos o tres veces que me lo puse para subir a Gamonal, a pesar de los inconvenientes que tenía vestir de militar.


















Por ser el terreno más amplio y llano que tenía Burgos para expandirse fue aprovechado para construir masivamente en él, cuando llego la expansión urbanística. Con mucha visión de futuro diseñaron amplias avenidas y para facilitar el tráfico rodado ya hicieron grandes rotondas y espacios para el aparcamiento.
Al llegar la emigración hacía los centros industriales, las iglesias de los pueblos quedaron semivacías y en cambio las de las capitales se quedaron pequeñas para coger la masa de nuevos pobladores. Para resolver este problema se habilitaron sobre la marcha como templos, algún bajo de los muchos bloques de viviendas. En uno de ellos que lleva el nombre de parroquia del Espíritu Santo y que está próximo a la glorieta donde tienen el piso mis amigos se celebró la misa de acción de gracias a la una del mediodía donde participamos para que saliera más amena.











El señor cura hizo un recuerdo a los novios de su encuentro y circunstancias de su noviazgo. Uno de sus sobrinos leyó un panegírico de sus orígenes familiares en el pueblo de Villalcón. También se leyeron las lecturas de las epístolas y recité un poema alusivo al acto, finalizando la misa familiar cantando la salve popular castellana.
Luego nos trasladamos al restaurante Arcos del Parral, que está cerca del parque del mismo nombre. Quiero resaltar que a pesar del gran auge urbanístico, las autoridades municipales de Burgos han sabido conservar en buen estado los muchos parques naturales que siempre han sido el orgullo de la ciudad.










¡Qué imborrable recuerdo tengo de los animados paseos por el Espolón y en tiempo lluvioso en los vetustos soportales de la plaza mayor! En el tiempo de calor era un verdadero placer dar un paseo hasta las dependencias militares por el sombreado parque de la Quinta.















Una de las marchas militares que más me agradaba era la que hacíamos por la orilla izquierda del Arlanzón arriba, hasta la joya monumental de la Cartuja de Miraflores. Está instalada en un entorno vegetal maravilloso y en su interior contiene muchas obras de arte de extremada valía. La estatua del fundador de los Cartujos, San Bruno, está labrada con tal perfección que parece que te mira desde cualquier posición que te pongas. En su artística iglesia está instalado el mejor sepulcro que yo he visto tallado en alabastro para el rey Juan II y su esposa realizado por Gil de Siloe.





















Su pequeña imagen está mezclada con otras muchas que adornan el lateral del sepulcro y que antes de poner la valla protectora, nos gustaba contemplar por su figura un tanto rara. Con igual perfección esculpió en madera el retablo mayor de la hermosa iglesia.












Es tal la cantidad de obras artísticas que aquí existen que no he visto en ninguna parte donde estén concentradas en tan poco espacio.
Más perdonadme por dejarme llevar por estos bellos recuerdos y volvamos a la boda. En este restaurante nos sirvieron un menú exquisito y abundante. Empezaron los entremeses con unas tostadas cubiertas de tomate, luego unos bocadillos de huevas de pescado siguiendo con un plato de jamón ibérico. El marisco empezaron con un centollo seguido de gambas a la plancha que repitieron cuantas veces quisimos, cosa poco frecuente en muchos restaurantes, seguido de unas deliciosas cigalas.
Estando ya saciados llego el típico asado de lechazo castellano al que muchos no pudimos hacer los honores debidos, a pesar de estar muybien asado en unas cazuelas de barro.
La tarta de hojaldre con un sabor especial y libre del merengue,del que tanto se abusa en otras tartas. Todo ello regado con vino de rioja y champán abundante, cerrando con café e infusiones. Y para que nada faltara los novios nos obsequiaron con chuches para los niños y un regalo recuerdo para los mayores.
La Tuna amenizó el banquete con canciones, muchas de ellas de nuestro tiempo, que nos agradaron mucho.
Como novedad que van introduciendo los tunos destacaría a un miembro, que en lugar de llevar la típica capa con cintas, iba disfrazado de comando de guerra con el reglamentario casco y la cara tiznada.
Con este banquete de tan bién elegido menú, nuestros amigos se pueden dar por satisfechos de haber cumplido largamente con sus invitados. Conociendo desde hace sesenta años a Lucio seguro que ha encontrado algún detalle que no haya salido a su gusto pues es grande su sentido de corresponder con creces a cualquier demostración de afecto que se le dispense.
Como apoyo a lo dicho me parece conveniente que os cuente un pasaje de la vida que pasamos Lucio y yo en Burgos.
La mayoría de los que hicimos la mili entonces no pensamos más que en cumplir a regañadientes lo que nos mandaban y pasar lo mejor posible este tiempo. Más he aquí que siempre hay alguna meritoria excepción a esta regla que llevó a efecto Lucio. Como intimamos muy pronto, cierto día me contó que pensaba sacar el carnet de conducir de primera y quería que le acompañara a una academia. Así lo hicimos y se concretaron los días de clase, el programa del curso y el texto que se debía estudiar.
Como entonces por aquí labrábamos todo con mulas y no había el menor atisbo de la mecanización que más tarde vino, me pareció mucha sujeción tener que acudir cada tarde a la academia, renunciando a mis gustos culturales que se programaban, al teatro, algún circo que pasaba y sobre todo a mi afición al cine. Entonces hacía furor la programación continua y en muchos cines pasaban hasta tres películas seguidas, que yo las devoraba sin pestañear, con la ayuda de un buen bocadillo, para aguantar mejor la larga sesión.
Cuantas veces lamenté no haber hecho caso a los consejos de Lucio para que sacara el carnet. El caso es que con mi afición de aprender repasábamos juntos el buen manual de automóviles de Arias Paz y al pasarle la lección casi lo aprendía también.
También me gustaba acompañarle cuando iba al taller de reparaciones que había en el cuartel, para aprender los primeros rudimentos de mecánica que le exigían y que me encantaba aprender.
Cuando llegó la mecanización tuve que sacar el carnet y me sirvió bastante lo aprendido para poder sacar el de segunda para conducir el tractor y el coche.
Con gran aprovechamiento Lucio sacó el carnet de primera, que le sería muy útil para su colocación, aprovechando el tiempo, con mucha visión de futuro. Con esto podéis comprender el comportamiento responsable de mi amigo desde muy joven, que se ha ido agrandando con los años junto a su esposa, que no le va a la zaga.
No penséis que he dicho esto por pura adulación, pues sólo valoro a las personas por los hechos que os he contado.¡Que fácil nos resulta ser amigos de esta pareja! Por nuestra parte deseamos serlo hasta el final de nuestros días.
¡LARGA Y FELIZ VIDA DESPUÉS DE 50 AÑOS JUNTOS!

sábado, 1 de mayo de 2010

CRÓNICA DE PRIMAVERA

















A los muchos seguidores de este blog, sobre todo a los que viven alejados de estas tierras, seguro que les gusta ver cómo está su pueblo en determinadas épocas del año o lo que ocurre.Por eso titulo este artículo así:para que sirva de crónica de lo que pasa y sea testigo de lo que hay.
Este año se ha retrasado bastante el buen tiempo debido al paso de muchos frentes
lluviosos y las temperaturas han bajado en muchos casos, por debajo de los once grados, cosa poco corriente en esta comarca.
Por esta causa la sabia naturaleza ha retrasado la floración de los frutales y los brotes de las parras apenas se aprecian. Las higueras en muchos casos, casi se han helado comenzando tardíamente el brote de alguna breva y tallos, que puedan lograr su supervivencia.
Los laureles y otras especies procedentes de zonas templadas se han helado totalmente, teniendo que cortarlos a ras del suelo, confiando que vuelvan a brotar si sus raíces no han sido dañadas.














Cuando ha llegado los días de calor todo los vegetales han respondido con fuerza y en cuatro días el campo se ha puesto deslumbrante, ofreciendo a todos lo mejor de sus galas primaverales.
Las mil y una planta y flores autóctonas, que crecen en los linderones y praderas, han cumplido su misión de engalanarlos con la variedad de colores, cual a cual más bonito, que nos ofrecen para nuestro deleite.
Como a mi edad me sobra tiempo para observar estos fenómenos, es sorprendente lo que estas pequeñas plantas tienen en su instinto, para durar lozanas el mayor tiempo posible.
Como por las noches la temperatura desciende y podría dañarlas, casi todas recogen sus pétalos para abrirlos en todo su esplendor cuando el sol esta en lo más alto, y vitaliza con sus rayos a todos los seres vivientes.
Acabo de dar mi paseo mañanero por unas fincas que mi yerno Jesús acaba de sembrar de girasol. Escarbando en el suelo se aprecia la fuerza que tiene esta semilla, para, con muy poca humedad desarrollar una fuerte raíz que profundiza en el suelo buscando su estabilidad
futura. Una vez logrado esto, la semilla se eleva fuera de la tierra y abriéndose en dos partes deja salir el fuerte tallo sobre el que formara su flor sensible.
Aunque las semillas modernas tienen un periodo menor que las antiguas para doblar su cabeza, es admirable el instinto que tienen para seguir los rayos del Sol en todo su recorrido.

Durante la noche cambian de posición para al amanecer seguir un nuevo ciclo que como su
nombre de girasol indica, le sirve para absorber la riqueza orgánica de los rayos solares.
Este año los ciruelos perales y manzanos están plagados de flores
que han brotado con mucha fuerza a la llegada del calor. Acompaño alguna fotografía de ellos y en especial una que me costó bastante lograr, con una abeja libando en la multitud de flores que ahora tienen a su disposición, realizando con ello la polinización tan necesaria para la obtención de los frutos.













Pero en esta comarca no se puede cantar victoria tan pronto, porque pueden venir en el mes de Mayo las temibles heladas tardías que arrasan toda la fruta.
Los cereales también aprovechan el cambio climático encañando rápidamente y ofrecen un buen aspecto.














Creo que para San Isidro ya haya espigas de cebada como en la mayoría de los años.
Es interesante ver como las plantas, especialmente los cereales, se apresuran a realizar su ciclo vegetativo, para estar granados antes de la primera quincena de Julio, en la que suele venir grandes calores, que cortan la maduración y secan todo preparándolo para la recolección.
También en las leguminosas se aprecia un fenómeno semejante. Florecen rápidamente y dentro de sus vainas el grano crece lo más pronto posible, para estar completamente curado en el tiempo favorable que disponen.
Con estas consideraciones podemos constatar que los tiempos programados por la naturaleza se cumplen a rajatabla, aunque los temporales nos parezcan que vienen muy cambiados.




























Las obras del Hostal Moratinos están comenzando y parte de las eras han cambiado su fisionomía: las parvas de cereal han sido sustituídas por parvas de tierra. Todo sea por que el pueblo recobre vida y se revitalice al lado de un camino universal.
Los aerogeneradores, esa fuente de energía limpia que parece ser el futuro, deben estar en periodo de pruebas pues se los ve moverse aunque no hay mucho viento. La línea eléctrica que recoge su producción ya ha sido construída y creo que será cosa de tiempo su entrada en servicio.