sábado, 19 de marzo de 2011

LAS PASTAS DE LA QUETA


















Cuando escucho emocionado en las conversaciones familiares como nuestros hijos, curtidos por la vida, se acuerdan con mucho respeto y agradecimiento de esta señora, me siento obligado a escribir este pequeño relato.
El nombre de Queta es el diminutivo, muy cariñoso y familiar, con el que nombrábamos a la señora Enriqueta. Mujer apacible y bondadosa, vecina nuestra que dedicó su vida entera al cuidado de su marido e hijos, sin que nunca hiciera gala de su labor callada, pero muy meritoria.
Como buena ama de casa era especialista en dulces caseros en los que sobresalían sus inmejorables pastas.
Este dulce, muy tradicional en estos pueblos, se hace a base de manteca de cerdo, harina, yemas de huevo, azúcar y un poco de esencia. Con estos ingredientes normales sólo se necesitaba el toque personal que les daba esta señora, para que mis hijos la recuerden con verdadero deleite.
Tradicional fue siempre entre vecinos y amistades el intercambio de muestras en las celebraciones y matanzas familiares del cerdo. De recaderos en estos menesteres siempre ejercían los más pequeños de la casa y en este caso la rivalidad entre los dos hermanos era manifiesta, porque sabían que esta buena señora siempre les recompensaba con sus sabrosas pastas.
Estos buenos recuerdos que perduran en mis hijos, me hacen revivir en mi niñez donde también ejercí el oficio de recadero. La buena de mi abuela siempre me hacía la recomendación de que no aceptara ningún detalle del que recibía la prueba que entregaba.
Aunque siempre me excusaba, ante la insistencia de ellos, al final tenías que aceptar alguna pequeña golosina y a falta de ella, aunque no fuera más que una perrina cuyo valor era de cinco céntimos de peseta. Unidas unas cuantas servían para disfrutar algún pequeño capricho infantil.







También recuerdo que cuando se viajaba había la buena costumbre de entrar por casa de parientes y amigos para saludarles y “echar un trago”. En casa de mi padre, especialmente los sábados que es mercado en Sahagún, no faltaban las visitas, que con este pretexto, usaban esta costumbre tan corriente entonces. También podían tener la necesidad de aplacar la sed producida por los desplazamientos a pie o a caballo, el medio más corriente de trasladarse entonces.
En la mayoría de estos pueblos no había cantina o establecimiento similar, por lo que esta costumbre se hacía casi necesaria. Tanto el que invitaba como el invitado se sentían satisfechos por echar una parlada entre amigos.
De entre todos estos, recuerdo al de un pueblo cercano, que casi todos los sábados pasaba por casa. Montaba un caballo rojo de medias carnes. Su crin larga se resistía a domar sumisa sobre el cuello y a trechos se empinaba rebelde, como protestando de las reglas estéticas.
Sobre una silla inglesa, con la preceptiva manta de viaje, montaba un hombre alto que pasaba de mediana edad, con el pelo rubio siempre alborotado y el color de su rostro era una mezcla entre oscuro y morado.
Pero lo que más le caracterizaba era su eterno pañuelo de seda blanco anudado a su cuello. Cuando marchaba trotando parecía un soldado de los que salían en la película de la caballería montada del Canadá.












Mi padre, conociendo sus gustos, nada más entrar le obsequiaba con un buen jarro de vino chispeante y fresco sacado de la bodega que teníamos en casa.



















Como muchos labradores pudientes de esta zona, este señor sentía como obligación ser generoso y desprendido con todo el mundo y lo que ellos regalaran fuera lo más grande y raro posible para que destacara más de todo lo corriente.
Siguiendo esta pauta, este buen señor nos obsequiaba con unos caramelos tan grandes, que apenas cabían en la boca. No sé si los mandaba hacer de encargo, pues ni antes ni ahora he visto caramelos tan descomunales.
Según las reglas de la buena educación que nos enseñaban entonces, le dábamos las gracias muy formales. Él, como no dándolo importancia, siempre nos decía: Esas para los señores curas.
Estos pequeños regalos que recibíamos en nuestra niñez, constituyen un preciado tesoro y como tal quedan grabados en nuestra memoria, en la que permanecerán toda nuestra vida.

domingo, 13 de marzo de 2011

INVITACIÓN DE BRUNO















El Domingo 6 de Marzo, nos reunimos en el flamante salón-bar de nuestro vecino Bruno donde fuimos agasajados con un café y variedad de dulces. Tuvo el detalle de ofrecernos orejuelas, dulce típico de estos días de carnaval.













Se dio la circunstancia que unos peregrinos, atraídos por las banderas instaladas en su balcón, acudieron y dieron buena cuenta del sobrante de la fiesta. Nuestro anfitrión, aunque no ha rematado su Hospital San Bruno para descanso de peregrinos, quiso invitar a los vecinos del pueblo que hemos seguido con expectación e ilusión todas las vicisitudes de la obra.



















Grata impresión nos produjeron estas dependencias, amuebladas con cómodas sillas y mesas y una coqueta barra de bar.















A la entrada ha instalado una moderna estufa alimentada con prensados de complex, de cuyo rendimiento calorífico dio fe mi espalda por haberme sentado delante de ella.
En las paredes laterales ha acoplado unas originales lámparas que dan una luz indirecta muy tamizada y potente.











Del techo penden dos arañas con suaves luces rematando sus extremos bellamente adornados y de un diseño muy moderno.
En la pared junto a la entrada ha instalado un reloj que nos gustó a todos por su estructura novedosa. Esta se debe a que carece de manillas, siendo sustituidas por una corona numerada que hace las veces de la esfera tradicional.















Un conjunto de piñones de buen tamaño y visibles, con sus acompasados giros ponen en movimiento dicha corona, que va marcando las horas, las medias y los cuartos.
El mostrador del bar montado en un pequeño lugar contiguo, tiene una posición estratégica, formando con el salón un conjunto muy práctico.
Nuestro mayor deseo es que sigas diseñando el conjunto del Hospital San Bruno con el buen gusto que has demostrado y que te sean resueltas las trabas burocráticas que se te presenten , para que pronto puedas ponerlo en servicio.
Creemos que peregrinos no te han de faltar, pues la afluencia temprana de ellos augura una buena temporada.

sábado, 12 de marzo de 2011

ENCUENTRO EN ARENILLLAS




















El día 5 de Marzo de 2011 se celebró en Arenillas de San Pelayo el II encuentro de la III Universidad de Verano.
En ellos, además de saludar y cambiar impresiones con los conocidos, se trataron temas que atañen a la actual vida y futuro de los pueblos rurales. Como método más práctico nos dividimos en grupos según los temas.
En mi grupo tratamos de reunir las palabras antiguas y localismos de esta zona, para poder hacer un resumen-diccionario que contenga el rico acerbo lingüístico que usaron nuestros mayores y que estamos obligados a conservar.














La gran Academia, ante el monstruoso volumen que tendría el nuevo diccionario que quiere editar, ha decidido no incluir los localismos de las muchas regiones españolas y los numerosos giros que dan a nuestro idioma las naciones hermanas de Hispanoamérica.
Por eso, aunque a algunos pueda parecer esta empresa un tanto baladí, tiene que considerar que todos los pueblos y regiones tratan de conservar, no sólo el idioma, sino todas las costumbres milenarias que nuestros antepasados fueron adquiriendo con la práctica diaria en agricultura, en ganadería y otras muchas facetas, con las que lograron una cultura campesina muy estimable.
Aunque la vida moderna la haya desfasado con los nuevos sistemas de mecanización, no debemos olvidar que nuestra subsistencia y desarrollo actual dependió de que en tiempos difíciles nuestros mayores supieron adaptarse a los medios de que disponían, para que poco a poco con mucho trabajo y privaciones se lograra el progreso que todo pueblo desea y que, por fortuna llegó a realizarse.











En otro grupo se trató la composición de cremas con flores y plantas naturales que abundan en nuestros campos. Tal vez ampliando su cultivo podría ser un complemento de cualquier explotación rural.
En un tercer grupo se trató del amplio abanico que representa para nuestra alimentación la matanza tradicional del cerdo. También se trataron las diferentes maneras y nombres que en cada pueblo tienen para manipular sus carnes y los nombres de los diferentes recipientes que se usan en la matanza.












Este omnívoro animal, del que dice la gente que se aprovecha hasta sus andares, ha sido durante muchos años criado con los muchos despojos tanto vegetales como de cualquier índole, que una casa labradora siempre produce.
Su matanza constituía una verdadera fiesta. La noche de la “picatuesta”reunía junto a la mesa a todos los miembros de la familia, aunque habitaran en diferentes pueblos.
Hace un tiempo escribí un poema relacionado con el tema, que está publicado en mi libro "En la Tierra de Campos -Memorias de un labrador" y que creo que merece la pena ponerlo aquí.


Aprovechándolo todo
el cerdo siempre ha sido
el principal alimento
del sustento campesino.

Con muy voraz apetito
el cerdo bien asimila
toda clase de alimentos
y restos de la comida.

Pensándolo seriamente,
paradojas de la vida,
que un animal tan grosero
de tantas cosas nos sirva.

Que nos valga de humildad
al hombre tan engreído,
pues todo nuestro interior
es el mismo del cochino.

Además de alimentarnos
de publicitario ejerce:
fama da a muchos pueblos,
según sus carnes presenten.

Con verduras y con grelos
en Galicia dan lacón,
y bien asado en el horno
en Segovia dan lechón.

De la exquisita morcilla
en Burgos hacen honor
y no menos orgullosos
en Guijuelo su jamón.

En Onda Cero del Olmo
hace mucha promoción
de Ponferrada su pueblo
y del botillo su amor.

Chorizo de Cantimpalos,
embutido Pamplonica,
butifarra Catalana
y productos de Revilla.

Al buen cerdo hemos de dar
respeto y admiración
por lo mucho que aporta
a nuestra alimentación.



En la comida posterior pudimos degustar los diferentes productos que aportamos y que con su variedad nos dejó a todos satisfechos, sobrando al final algunos platos.















El ambiente fue muy animado comentando los temas tratados y otros de gran actualidad.
Asistimos después a la proyección de dos cortos que llevan por titulo “La tierra asoma” “y comer juntos” muy en consonancia con el Encuentro.
Agradezco a la dirección la deferencia que tuvo conmigo terminando a las seis treinta hora en que salí para casa con los últimos destellos de luz solar.

lunes, 7 de marzo de 2011

LAS BICICLETAS ERAN PARA EL VERANO... Y PARA ALGO MÁS















Escudriñando fotos del baúl de los recuerdos he encontrado ésta. El título del artículo viene a cuento de una obra de teatro que tuvo mucho éxito hace años y que reflejaba la vida de una familia en los años de la guerra civil española.
Esta foto, que me ha servido de inspiración, se hizo unos cuantos años después y refleja la poca labor comercial que de nuestros productos se hacía.
Ante ustedes tienen a mi mujer Raquel en sus momentos mozos, armada con su bicicleta y su precioso tesoro de unos pocos quesos y dispuesta a sacar unas pesetillas con la venta de ellos.
Imagino muy dura aquella tarea. No sólo porque las comunicaciones eran difíciles, y para ello me remito al artículo de mi libro en el que narro mis propias peripecias a bordo de ese transporte, sino que vender cualquier producto que se trajese también era algo complicado.
Debemos recordar el mínimo espíritu comercial del agricultor, al menos en aquella época, en la que sólo le interesaba que sus productos saliesen adelante, ya en la agricultura o en la ganadería.
Recordemos el poco valor que tenían los productos originales y... ¡¡¡ Vaya que eran originales aquellos quesos o aquellos huevos, o aquellos pollos o aquellos conejos...!!!
Así que puedo imaginar fácilmente a mi mujer ofreciendo humildemente aquellos quesos de oveja, tan difíciles de encontrar hoy como a un político honrado.
También puedo imaginar como aquellos comerciantes herederos de los de la antigua abadía, pondrían cara de circunstancias para dar unas monedillas por aquellos productos que excedían el consumo de nuestros pueblos y que servían para sustentar las economías de nuestras familias o para algún capricho.
Creo que también puedo imaginar a mi mujer, después del amargo trago de la venta, y liberada ya de su pesado fardo, pasando delante de una de las tiendas con bonitos trajes o zapatos y haciendo cábalas sobre su próxima adquisición.
Hubiese sido bonito haber visto su cara pero... casi prefiero que me lo cuente ella al calor de la gloria.
Es un recuerdo y un homenaje a las personas que van a los mercados y siguen yendo para vender sus productos con las manos encallecidas porque los han cultivado o criado ellos.

viernes, 4 de marzo de 2011

VISITA A ARRECIFE




Esta es una capital media con playa poco frecuentada y un amplio puerto deportivo.
El puerto comercial tiene poco movimiento quizá debido a su poco calado, pues había un crucero fondeado fuera de él.















Conserva en buen estado un castillo- fortaleza llamado de San Gabriel. Accedimos a él por el puente levadizo de las Bolas que es el emblema de Arrecife. A ambos lados de la puerta tienen dos cañones muy bien conservados que usarían para defender el puerto, especialmente después de la conquista de América en que eran muy útiles para el aprovisionamiento.




























Sobre todo el caserío destaca la torre de un gran hotel llamado Arrecife Gran Hotel, de cinco estrellas...
y en el paseo marítimo destaca un templete muy bonito, logrado con maderas nobles artísticamente labradas.
















La calle comercial es anodina donde existen algún comercio regentado por indios dedicado a los perfumes.






Saqué varias fotos, algunas con dos amigos de Palencia frente a los cañones. Al venir en el autobús completamente lleno surgió la buena educación práctica de una chinita, que tan pronto me vio entrar con el bastón la faltó tiempo para cederme su asiento. También a Raquel la quería acomodar con una naturalidad e insistencia que los del autobús se quedaron perplejos.
Hermosa lección de urbanidad que me conmovió y la di las gracias lo mejor que pude, pues no entendía nuestro idioma, dándola un abrazo que aceptó sin darlo importancia.
A las 15 horas salimos del aeropuerto de Arrecife con un retraso de media hora por problemas de recibo en Madrid. De este, en autocar a Palencia, y de esta a casa finalizando así esta tercera visita a Canarias que resultó ajetreada por querer verlo todo, pero muy bonita.