sábado, 31 de diciembre de 2011

EL MUNDO DE LAS SEMILLAS














En mis paseos por el campo puedo apreciar los muchos fenómenos de la naturaleza, con más perspectiva y profundidad que cuando era labrador activo, afanado siempre en hacer las labores agrícolas lo mejor y más rápido que pudiera.
Viene esto a cuento de que este año la última sementera de otoño se ha hecho en malas condiciones, con la tierra muy engranotada, donde la semilla apenas tiene tierra mullida para germinar.
A pesar de esto, escarbando con la punta de mi bastón en el suelo, se puede apreciar que incluso el grano no tapado con un poco de tierra desde el momento de caer en el suelo, con unas condiciones mínimas de humedad y temperatura, su vigoroso germen rompe la cáscara del grano y se divide en dos partes, una que tiende hacia arriba convirtiéndose en el primer tallo de la planta y otra, no menos vigorosa, se dirige hacia abajo donde implanta su raíz.


















Este fenómeno, que a fuerza de ser visto, nos parece anodino, no lo es tanto pues los grandes investigadores con todos sus recursos modernos e infinidad de materias adecuadas para poder hacer cualquier semilla artificial, llegan a hacer un grano de trigo, que parece igual que el natural, pero que sembrado sobre la tierra no germina, pues la sabia Naturaleza se reserva el secreto de la vida, para que no pueda ser manipulado por el hombre.
Este, herido en su amor propio, ha intentado contrarrestar esta ventaja con toda clase de productos químicos, que inoculan en la semilla para que tenga las características que más convengan a sus intereses.
Es de rabiosa actualidad la batalla que se ha desatado entre los científicos sobre si es viable el empleo de semillas transgénicas.
Mi curiosidad me ha llevado a asesorarme de la variedad de opiniones que sustentan las diversas naciones del mundo.











Empezaron a aplicar esta técnica en casi todas las naciones de América en especial Canadá Estados Unidos y Argentina. En Europa más lentamente también se va implantando, pues el lucro económico es tan grande que nadie quiere renunciar a él.
La presión ejercida en estas primeras naciones es tal, que incluso la semilla que nazca espontáneamente en sus fincas es también propiedad de la multinacional, incluso hasta el tercer año.
Se cuenta el caso de un propietario de Canadá, que harto de aguantar esta presión llevó a los tribunales a una de las mayores empresas que existen en América.
Después de muchos gastos y papeleos, el alto tribunal, amparándose en la intocable ley de las patentes, sentenció a favor de la compañía y el pobre labrador tuvo que conformarse, pues como gracia especial, no le condenaron a pagar los gastos tan cuantiosos, que hubiera sido su total ruina.
















Son tantas sus atribuciones que pueden inspeccionar las fincas tirando desde helicópteros productos que detectan las semillas de su soja, aún a costa de dañar otros cultivos.
Los detractores de los transgénicos además de condenar estos abusos, sostienen que los productos alimenticios que se hacen con ellos son tóxicos y quedan muchos residuos permanentes en la tierra.
Esto se ha demostrado en Argentina donde siempre fue muy abundante la producción de trigo, y su exportación internacional la principal fuente de riqueza.
La bajada de los precios del trigo hizo que se extendiera el cultivo de la soja transgénica, que por su gran riqueza en proteínas, alcanza altos precios en el mercado internacional, propiciando que amplias extensiones dedicadas al trigo hayan pasado a la soja.









En pocos años la contaminación de las aguas ha sido tal, que en muchos poblados, enclavados entre estos cultivos, han tenido que ser abandonados.
Otro peligro latente es que con su fuerza expansiva acaba con otros cultivos tradicionales, poniendo en peligro la biodiversidad de las especies.
En Canadá, con el abuso de este cultivo, muchos labradores que quieren volver a lo tradicional ya no pueden, pues las semillas autóctonas no se encuentran por ninguna parte.
Aunque en España todavía es pequeña la presión de los transgénicos, las compañías internacionales han impuesto como un chantaje vergonzoso la obligación de comprar todos los años sus semillas, bajo la amenaza de no comprar las cosechas recogidas.
El control de las semillas hibridas químicamente preparadas casi hacen los mismos efectos que las transgénicas.
La semilla de girasol siempre va encaminada a la mayor riqueza de aceite. En Alemania, que siempre fue la avanzada en el cultivo de la remolacha, la fuerza de sus sindicatos independientes han impuesto a las azucareras que se cultiven tres tipos de remolacha de diferente riqueza en azúcar según la región en que se cultive.

















En cambio en España las azucareras imponen el cultivo de remolacha que son verdaderos azucarillos, pues contienen el veinte por ciento de azúcar en detrimento de su rendimiento en peso.
Ante este general e incierto futuro varias naciones europeas no quieren autorizar el uso de tanta química, pues estiman que en el futuro puede ser la causa de grandes problemas.













viernes, 23 de diciembre de 2011

ENCUENTRO DE DICIEMBRE EN ARENILLAS DE SAN PELAYO













El día 21 se celebró en Arenillas de San Pelayo este encuentro que precede a la Navidad, con su espíritu festivo impregnando la fiesta que juntos celebramos.

El grupo folclórico La Vihuela de Saldaña, al que agradezco su meritorio empeño por conservar nuestras tradiciones, nos recordó el calendario de festividades que en nuestra juventud se celebraban en muchos de estos pueblos.
Comenzaron recordando el primero de Febrero, fiesta de las Brígidas, interpretando las canciones y letrillas adactadas a estas fechas.
El segundo día, Las Candelas, festejos que se celebran especialmente en Cea desde los tiempos en que una señora muy rica hizo donación de un gran monte a Cea, con la condición de celebrar estas fiestas con el máximo esplendor.














Con el régimen rotatorio de un vecino al que nombran mayordomo y se encarga de organizar las fiestas. Esta alternancia ha establecido entre los vecinos una sana emulación porque cada año sean mejores que el anterior.
Existe un refrán popular que dice
El primero brigidero
El segundo candelero
El tercero San Blas
La cigüeña veras
Y si no la vieres
Año de nieves.
Esta ave, casi familiar, que anida en muchas torres tiene el instinto de volver de su estancia en África por estas fechas, retrasándolas en unos días si su instinto la dice que no han acabado los fríos invernales.
Desde muy pequeños nuestros mayores nos inculcaron un gran respeto por esta ave, que se alimenta limpiando las charcas y zonas húmedas de animales nocivos para el hombre.
De las fiestas de San Blas este grupo también nos dio una muestra de los cantares y músicas propias de ese día.
Las Águedas, en que toman el mando las mujeres por un día, celebran su patrona el cinco de Febrero. En muchos lugares se celebran animadas fiestas especialmente en Zamarramala (Segovia ) declarada de interés turístico nacional.














Esta Santa, joven de una gran belleza, es particularmente invocada para curar los males de los pechos en recuerdo del corte de ambos, que sufrió en su martirio, promovido por negarse a satisfacer los deseos sexuales del emperador Decio en el siglo III.
Nos explicaron también el método de pedir los mozos por el pueblo. Cuando llegaban frente a una vivienda cantaban estas tres peticiones: Pasamos, Rezamos o Cantamos.

Si los habitantes escogían la primera pasaban de largo, no sin cantar unas estrofas que afeaban su tacañería.
Si hacía poco tiempo que había muerto algún familiar escogían la segunda, rezando una oración por el eterno descanso del difunto.
Si los habitantes de la casa escogían la tercera les cantaban con alegría y regocijo, no sin antes conseguir el donativo, que empleaban para el desarrollo de las fiestas.
Siguiendo un orden cronológico pasaron a explicarnos las Marcias, fiestas muy arraigadas en especial en Cantabria y la montaña palentina.
De los carnavales, a los que mi abuela llamaba Antruidos, también hicieron una leve reseña, que no concuerda con el gran implante que tenían en muchos pueblos.
Su principal aliciente era disfrazarse muy bien para que no te conocieran los vecinos, cuando se salía por las casas a pedir huevos, harina y aceite, para hacer las tradicionales orejuelas, que se consumían en alegre fiesta por los mozos y mozas del pueblo.









En Mayo sigue siendo tradicional el poner el mayo delante de la iglesia. Para ello se cortaba el árbol más derecho y latizo que se encontrara. Luego venía lo más difícil que era pinarlo, operación que ponía a prueba la habilidad, fuerza y el uso de escaleras, maromas y demás medios para lograr su levantamiento.
Ya narro en mi libro En La Tierra De Campos-memorias de un labrador, las fatigas que pasamos los mozos los dos años que logramos hacerlo, pues un árbol que parece pequeño pinado, cuando lo ves en el suelo no lo es tanto y presenta una serie de problemas para pinarlo con métodos manuales.
En los pueblos que labraban con vacas, que no era nuestro caso, tenían la técnica de abocar el culo del tronco hacia el hoyo, y dando para atrás la pareja de vacas uncidas al carro, iba subiendo el mayo lentamente hasta que entraba en el hoyo profundo definitivo.
En esta zona esta costumbre se aplicaba también en el canta-misa de algún sacerdote hijo del pueblo.
No podía faltar a este grupo las canciones y leyendas aplicadas en la noche de San Juan con sus hogueras y demás tradiciones. Las jóvenes casaderas buscaban encontrar el trébol de cuatro hojas, como augurio de su próximo casamiento.





















Con un rabel pastoril nos cantaron alguna canción de aquella época, comentando, en plan de guasa que el afinamiento de este instrumento es tan difícil, que suponía estar afinándole medio tiempo y el otro medio tocarlo desafinado.
Lo que más despertó la nostalgia de los asistentes fue la ejecución con la dulzaina de una jota originaria de Villota Del Duque (Palencia) que nos hizo recordar nuestros años mozos.





















Aunque este instrumento, tan arraigado en Castilla, sufrió en pasados años un bajón en su uso, actualmente la Diputación de Palencia ha fundado una escuela donde se enseña a tocarla, y para su programación todo alcalde que lo solicite tiene asegurada la presencia de la dulzaina el día de la fiesta del pueblo.















Después del concierto pudimos admirar, en la sala capitular de este antiguo monasterio, una exposición de muebles antiguos magníficamente restaurados por aficionados manitas, que nunca faltan en estos pueblos. Como testigo de su buen hacer acompaño varias fotos.


















Un baúl bien conservado me trajo a la memoria el que yo usaba en el seminario, que nos servía para todo.
En una parte de él poníamos la ropa debidamente separada de la que nos servia como despensa donde guardábamos el pan blanco y demás alimentos que nos traían del pueblo.
En aquellos tiempos de penuria alimenticia dar un toque al baúl mañana y tarde era un buen complemento a la comida bastante buena que nos servían en el refectorio.
En camas antiguas tenían varios cabeceros muy bonitos y conjuntos de lavabos y mesillas, reclinatorios, sillas y espejos muy representativos de aquella época.
Todo el conjunto lo realzaba la singular bóveda de esta sala capitular apoyada en bien labrados capiteles.




















Con estos dos eventos Escuelas Campesinas procuran darnos algo propio de nuestra edad. Volvimos satisfechos a nuestras casas, no sin antes desearnos mutuamente el buen paso de estas entrañables fiestas.















viernes, 16 de diciembre de 2011

OBSERVACIONES CAMPESTRES

De las cuatro estaciones del año quizá sea esta la más regular en esta zona, pues este año nos ha brindado unas temperaturas muy benignas, e incluso algunos días bastante calurosos.
Esta circunstancia ha dado pie a los gurús del cambio climático para apoyar su teoría de que la capa de ozono se está debilitando por la creciente contaminación, y la temperatura tiende a subir, casi imperceptiblemente, a lo largo de estos últimos años.
Sea como fuere la sabia naturaleza ya se encargará de demostrarlo, o seguirá proporcionándonos estos otoños tan saludables, en especial a los que por la edad somos más sensibles al frío.


















En nuestros paseos por el campo podemos apreciar el gran colorido que toman las hojas de los árboles y demás plantas, antes de su caída, con la llegada de los fríos invernales.
Es digno de apreciar lo previsora que es la naturaleza, que, antes de que se caigan las hojas, hace brotar las incipientes yemas de las que han de salir las flores y hojas la próxima primavera. Estas pasan el invierno como aletargadas no dando ningún signo de vida, hasta que llega la hora propicia para brotar.
Además de este fantástico colorido antes citado, en el otoño es cuando se recogen la mayoría de la fruta que aquí se da, y las hortalizas también llegan al punto máximo de su desarrollo.















También, con la humedad y calor de estos días, brotan los hongos y setas en praderas, caminos y troncos con tal profusión, que hace difícil distinguir las venenosas de las comestibles. Es recomendable no coger más que las que se conozcan a fondo, por haberlas probado convenientemente, y desechar las desconocidas para evitar complicaciones.















La repoblación forestal ha aprovechado, diseminados por todo el campo, pequeños trozos de terreno, que por su inclinación no eran laborables, con plantaciones de pinos. Estos dos años pasados ofrecían un vigoroso desarrollo, alegrando con su intenso verdor el color gris de las tierras de cultivo.
















Hoy hemos podido apreciar los nidos que la temible plaga de la “procesionaria” ha implantado en fuertes bolsas blancas en la mayoría de sus copas, presagiando el ataque inminente, como sucedió hace ya varios años.


















Según me he podido informar, esta plaga tiene un comportamiento un tanto especial. Destaca en primer lugar que sea capaz de alimentarse con las hojas-agujas del pino tan ásperas y fuertes.
Su reproducción es fantástica, pues cada bolsa contiene millares de huevos, que una vez convertidos en larvas pueden acabar con el más frondoso pinar.
Una vez completado su ciclo vital es horroroso verlas descender de los pinos enganchadas unas a otras como si fueran en una procesión, de ahí deriva su nombre, para dirigirse a la tierra donde se esconden.






















No se tiene claro cuantos años tardan en convertirse en crisálidas y luego en mariposas, que son las que ponen los huevos en las bolsas, reproduciendo así su destructivo ciclo vital.
Para defenderse de sus escasos depredadores, además de este recurso defensivo de ir enganchadas unas a otras, tienen su cuerpo cubierto de pelos venenosos, que incluso llevados por el viento, producen una fuerte urticaria a todo ser viviente que les toque.
El tratamiento de esta plaga, además de resultar caro, es muy difícil de aplicar por la altura y extensión que tienen los pinares. Para poder de alguna manera salvarles se recurre a la fumigación desde helicópteros con resultados muy variables.
Estos fenómenos naturales tienen sus pros y sus contras desde siempre, y el hombre, valiéndose de sus recursos e inteligencia, ha sabido superarlos para garantizar su supervivencia.