domingo, 10 de mayo de 2015

PASARELA Y DESMONTES DE LA AUTOVÍA CAMINO SANTIAGO



Son tantas las especies de plantas que aquí han puesto para tapar las desnudeces de las obras que podíamos llamar a esto un nicho ecológico por el cual me gusta pasear muchas mañanas.

Lo que más abundan son los pinos, que aunque muchos están frondosos, otros pocos han sido atacados mortalmente por la “oruga procesionaria”que encubada en bolsas colgantes que contienen miles de ellas. 
Al no ser tratadas, devoran en poco tiempo la sustancia de las hojas perennes, quedando los pinos como verdaderos esqueletos según podéis apreciar en esta foto.


Los muchos setos que no han sido atacados conservan un buen color rebrotando en la punta de sus tallos como una protuberancia alargada con los nuevos brotes.
Para fomentar la diversificación de “especies” han plantado en bandas paralelas en todos los terraplenes y desmontes diversas especies de espinos autóctonos de esta zona, que cuando florecen se la llama “rosal silvestre” cuyas flores blancas son un poco más pequeñas que las de rosales cultivados pero mucho más perfumadas, al extremo que si te acercas su fuerte olor parece que te desvanece.


También hay otra zarza que produce unas semillas contenidas en cápsulas que para su propagación están forradas de pelillos. En las farmacias las llaman “escaramujos” pues tienen propiedades astringentes y que aquí se llaman “tapaculos”.
También no podía faltar “el majoleto bravío” que con su alto porte, flor blanca y fruto rojo constituye un adorno excepcional. 
Por esto los diseñadores de jardines lo usan para hacer macizos y han logrado cambiar el color rojo natural por otro de color amarillo que hace contraste con el rojo.


Para cubrir la imagen fuerte de la tierra pelada de los desmontes, plantaron también esquejes de plantas muchas de ellas no adaptadas para arraigar en la dura tierra y se han perdido.
En cambio las dos modalidades que aquí se cultivan “la retama o cierro” y la llamada “escoba”, por ser unas plantas muy esclavas y bien adaptadas a esta región, han cubierto muchas de estas zonas. 


Las que plantaron en la mediana de la autopista tienen mucho vigor y altura, pero ahora las están recortando, no sé con qué misterio, pues si las hubiesen puesto seguidas con su altura natural formarían una pantalla que permitiría circular de noche usando las luces largas, con la seguridad que esto representa.
En alguna banda intercalada han plantado una especie de  balsas que tiene hojas plateadas y buenas espinas. 
Estas demuestran que esta clase de balsa esta diseñada para el secano, ya que la que está aclimatada a las orillas de los ríos o lagunas carece de ellas.


Me ha extrañado mucho que los de los viveros encargados de estas plantaciones no tuvieran  entre su copiosa producción “ al espino andrinero”, muy adaptado a esta comarca, que, con sus flores blancas que se trasforman  en andrinas casi negras, adornan muchas lindes y ribazos.
Los emigrados al país vasco, cuando vienen de vacaciones, se les ve muy animados recogiendo las andrinas que es el ingrediente principal del licor llamado “pacharán” obtenido de la maceración de estas con aguardiente anisado, que tiene una implantación tradicional en aquella región.


En esta acción cubridora de los  descarnados desmontes no podían faltar las sufridas “tomillas” que son capaces de agarrar en los terrenos más pobres y que siempre ayudaron mucho a que la erosión de muchas cárcavas y terrenos escarpados sea mucho menor.
Al reproducirse por semillas estas son esparcidas por cualquier transeúnte que las toque, y como son redondas se trasladan con suma facilidad pendiente abajo.
Con mucha emoción recuerdo a mi tío Pablo aficionado a la caza con reclamo que criaba las perdices con estas semillas pues deben de ser muy nutritivas.
Los viveristas han logrado con esquejes de esta planta verdaderos tapices vegetales en los más pendientes terrenos.  
Con este conjunto de arbustos de la pasarela y los plantados en los dos desmontes de la autopista se ha formado como un conjunto natural que han aprovechado los conejos para formar unas pequeñas colonias a lo largo de los desmontes.



Las vetas de piedra bien aprovechadas les sirven de fortín por si alguno intentara escarbar su madriguera.
Parece una contradicción que animales tan astutos tengan sus madrigueras dando frente al ruido infernal que día y noche produce el tráfico de esta autovía. 
En todas las fincas que lindan al camino paralelo de servidumbre se aprecia como un pequeño parque de recreo, donde escarban y dejan sus cagalitas como testigo de su presencia.
Como sus madrigueras están repartidas todo a lo largo de los desmontes y en pequeños grupos, por ahora solo se aprecia que al comer el primer guión de la cebada la fuerza de apollanque que tiene esta clase de cebada tabletilla se ha formado de un grano un verdadero florón de retoños que una vez controlado el terreno que estiman propio, se dirigen hacia arriba buscando el sol para su buena granazón 


Este singular comportamiento entre el conejo y la planta se debe al cuidado que tiene el primero por no roer el núcleo central de esta y se pueda rehacer con lo que ganan las dos partes.
Este comportamiento recíproco se da en la mayoría de los animales, especialmente en los rumiantes pues sus dientes afilados de la mandíbula inferior se ajustan a la superior formada por una fuerte membrana de tejido flexible con lo que logran un corte perfecto de los tallos sin dañar el núcleo central de la planta. 

Esta práctica la realiza hasta el miedoso topillo que siempre procura comer cerca de la hura, pero he observado que cuando vive en una finca de vezas come de estas hasta llegar al nudo inferior que respeta, para que la planta pueda brotar de nuevo y cubrir las calvas que se aprecian durante el invierno.
Estos detalles pueden parecer algunos pura fantasía, pero la naturaleza ha inculcado a los herbívoros este comportamiento en beneficio de la hierba y quien la consume.
También he sacado una foto desde el lado opuesto de la autovía en la que se ven las huras en que se refugian estos roedores y otra de las que hacen de ensayo en la blanda arena del camino.
Si estas pequeñas colonias no aumentan su daño es casi imperceptible. No así cuando se reúnen en grandes cantidades que arrasan todo lo que pillan.

Haré también un pequeño comentario de los árboles frutales, que este año brotaron muy tardíos, pero se han recuperado y el cuajado de la flor ha sido bueno, prometiendo acaso más fruta de la que pueden criar. Con mucha paciencia habrá que entresacar algunos árboles y rezar a San Isidro para que las temibles heladas de últimos de Mayo no den al traste con toda la fruta , como desgraciadamente ha sucedido muchos años.    

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